sábado, 29 de mayo de 2010

EMOCIÓN Y AGRADECIMIENTO EN MAYO 2010, CUANDO EL TIEMPO LABORAL CONCLUYE Y LAS JACARANDAS EXTIENDEN SU LILIÁCEO MANTEL.


“…Esta es la hora más difícil, es la hora del silencio, es la hora del adiós,…”
Es parte de un poema de Antonio Gala, que se hizo canción, y que traigo aquí para dejar por escrito, para quien lo quiera leer que, tras cuarenta años, he dado por concluido mi tiempo de trabajo. Es decir: me jubilo, anticipadamente. (La norma vigente lo permite y me acojo a ella). En las Jornadas de Formación del Profesorado, hace unos días, -en Águilas-, ante los compañeros y compañeras asesores de la red de formación, con la presencia del Director y Subdirectora Generales de Promoción, Ordenación e Innovación Educativa y de los responsables del Servicio de Formación, ya se adelantó lo que será un hecho el 1 de septiembre de 2010. No es fácil despedirse de quienes se ha mantenido una intensa relación laboral, en todos los Centros de Profesores y Recursos (CPR) de la región de Murcia, y con quienes se ha colaborado estrecha y lealmente para alcanzar los objetivos laborales propios de la función. El viernes 28 de mayo, quienes cooperamos y hemos compartido tareas en estos casi nueve años, en el CPR Murcia I, nos ofrecieron, para Santiago Delgado y para mí, un acto de convivencia, con comida, en que repasamos juntos lo que ha sido el itinerario laboral que ahora concluimos. Fue emotivo y entrañable. Sus efectos perduran, porque son de gran intensidad y cercanía, no sólo en lo profesional, sino en la amistad que se ha ido fomentando y consolidando en todo este tiempo. Me cuesta expresar y que se refleje en mí la emotividad. Pero eso no impide que la sienta y viva con toda intensidad y reconocida gratitud, porque así es. Les estoy profundamente agradecido: por lo que de mí han dicho, por lo que me han considerado y por los regalos que generosamente me han otorgado. (Creo que se han “pasado” espléndidamente. Lo disfrutaré). El tiempo de trabajo, desde aquel 16 de septiembre de 1970 en que comencé en Cartagena, hasta la conclusión, en los próximos días, en el CPR de Murcia I, ha supuesto lo que a todos les sucede y sobreviene: ilusión, dedicación y continuo aprendizaje de las diferentes situaciones docentes, algún sinsabor y más de una decepción y contrariedad; cambios legales, incomprensión en algún sector social,… pero el balance es, con mucho, positivo. Porque me lo he pasado muy bien, tanto en el aula como ahora, en la planificación. Es así. Y es mi tiempo vivido, del que no renuncio a nada. Ahora toca otra etapa, en la que aprender y adaptarse, del mejor modo y más placentero sistema, a las indudables y atractivas ocupaciones y ofertas que están ahí. Asocio estos días con el florecimiento de las jacarandas, que lo hacen ya avanzada la primavera. Y van dejando un mantel de corolas y pétalos lilas, como un poema de Juan Ramón Jiménez, coloreando el suelo de tonos violáceos que pisamos al pasar bajo estos imponentes y bellos árboles florecidos. Mi blog continuará, por supuesto. Y mis ganas de contaros algo de lo que me ocurra en cada tiempo. Porque una cosa es concluir el tiempo laboral y otra, muy distinta y que no caduca, es la amistad. Por aquí me tenéis.

domingo, 16 de mayo de 2010

NOCHE DE ARTE Y FIESTA: CARTAGENA, MUSEO ABIERTO.



¿Puede disfrutarse el ámbito cultural de Cartagena en una sola noche? Esa fue la cuestión que intentábamos aclarar, hablando en el coche, desde que nos pusimos en dirección a Cartagena para vivir la Noche de los Museos. Y era pertinente abordar la pregunta porque, el año pasado, por la misma causa cultural, no pudimos llegar a ver ni la mitad de la amplísima oferta de interiores (museos y espacios culturales) y exteriores (música y representaciones). La respuesta a la cuestión se aventuraba: este año hay más despliegue informativo y más oferta: acudirá más gente interesada. Ante la dulce frustración que se estaba instalando en el espacio automóvil porque esta noche del amplísimo programa “Mucho Más Mayo” cartagenero nos iba a sobrepasar

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Menos mal que MªJ, excelente narradora verbal, se decide por la memoria de dos elaboradas cartas, de intensa, creativa y deliberada situación entre el destinatario y la corresponsal forjadora: nos retrata a dos personajes femeninos -una mujer distinta en cada carta- con dechado de cualidades dispuestas a propósito, apasionantemente situadas en un espacio/tiempo empedrado de amenas expresiones, de delicado humor que alza lo ordinario a la categoría de excepcional, como le dice ISL. Dicho de tal modo, que nos hace aguardar los desenlaces, dilatados con interrupciones bienhumoradas, con el misterio de si las situaciones son reales o de ficción.

Resulta ser un dual preludio de la particular vivencia en la cálida y sorprendente noche cartagenera. Por una parte, los espacios ilustrados y de libros habitados, en donde nos sentimos personas en busca de un envolvente abrazo artístico placentero, de lo visual y la palabra, que confortan los sentidos y el ánimo. Y, por otra, la tentación de pintar con palabras, describir y situarnos, quienes habitamos en la compañía y también a los encontrados, como personajes de cuento y escena, en cómplice y festiva dramática cultural, próximos en la lírica de los lugares y los momentos de arte, palabra y vino. Como si nos instaláramos en la creación de dos nuevas cartas de posibilidad cotidiana interesante y que transpiren buen humor. (Pero que aquí, sólo desarrollaré la primera, la acción en los ambientes culturales, dejando la construcción de los personajes para mejor y más inspirada ocasión. No obstante, esta reflexión será algo más extensa de lo habitual. La ocasión lo merece). ISL, MªJ y yo, junto a la escultura dedicada a la escritora Carmen Conde, observamos que en el suelo se extiende una pintura negra que recuerda, necrológicamente, que allí vivió un árbol que cobijaba vida, daba sombra y alegraba la vista y el espacio. Es una protesta en negro por lo que irremediablemente ya no está. (Pertenece a las instalaciones en el espacio urbano “Debajo de tu sombra”). Caminamos hacia la calle Mayor, en el acogimiento del siempre admirable modernismo arquitectónico. Hemos de establecer complicidad para no diluirnos entre las oleadas de gente que van en todas direcciones y sentidos. La tarde está suavemente cálida, contradiciendo el aviso frío de la mañana. Son poco más d las ocho y media y se siente el denso aire festivo, a la vez que agitado, por si se podrá visitar y contemplar lo que resulta más atractivo o recomendable. Nos detenemos sólo un momento en la Librería Escarabajal, que ya entrada la noche será escenario literario, para saludar a la inefable Ana y a los escritores que nos hablarán de sus libros. Como hay muchas personas consultando y adquiriendo libros, no es fácil entablar conversación más allá de los saludos; por lo que, con agregada compañía (que denomino “Seis de Enero”), de una abulense emprendedora y con instalada ilusión por el futuro personal y laboral que quiere experimentar lo que Cartagena ofrece, ya somos cuatro. El espacio callejero, cada vez más, se llena de gente, se hace más tupido. Largas, extensas colas para visitar el Museo del Teatro Romano. Otra multitud rodea y goza con la actuación de los artistas suecos que representan “La Cenicienta”. Vamos a la feria de arte “ArtHotel”, instalada en el ático de un conocido establecimiento hotelero. Atravesamos salas repletas de obras de color, de fantasía pictórica. Salimos a las terrazas, desde donde se puede hablar con el agua y con las montañas, nos hacemos fotos, por lo de ‘inmortalizar’ el momento. Hay mucha pintura, ¿demasiada? Así aparecen las novedades que impone el nervioso mercado del arte. Dos cuadros de fondo rojo, con incrustación fotográfica y transparencias de bodegón me llaman poderosamente la atención y me agradan. Es evidente que debería admirarse toda esta obra alejados de cualquier referencia temporal. Pero eso contribuiría a anclarla. A pesar de su desmesura y su exceso formal, las obras pictóricas, de composición y collage, escultóricas se contemplan con agrado y naturalidad en este lugar. Sugiero que podríamos irnos, que hay más sitios que visitar. - ¿Por el síndrome de Stendhal? -me pregunta ISL. - No, es por la desazón de un abrazo imposible. Salimos del hotel y vamos a comer algo, para poder continuar con el itinerario literario, con copa de cava, en Librería Escarabajal. Presentación del libro “Los asesinos lentos”, de Rafael Balanzá, premio de novela Café Gijón 2009, que aquí está. Le presenta Manuel Moyano, escritor cordobés asentado en Molina de Segura y descubridor literario de Rafael. El desarrollo del acto lo centran en la amistad, el azar y la vida literaria. La prosa de Rafael (de quien hago una lectura de la página 43 de su libro) es ágil, enganchada a lo cotidiano, y atrapa enseguida al lector. Tras lo literario, un nuevo paseo por Cartagena. La gente sigue, en multitudinarios grupos en las inmediaciones del Arqua, en los Refugios, en el Muram,… A pesar de sus formas icónicas, Cartagena es, sin duda, un ejemplo de arquitectura múltiple, incluida la no visual, por eso resulta difícil de retratar, pero causa impacto en el visitante. - “No hay que pretender saber demasiado, -me dice MªJ. Lo importante es lo que sientes”. Son casi las dos de la madrugada. Es hora de tomar un asiático, que nos sirve Obdulio, en su local, donde también escribe sus novelas históricas sobre Cartagena y de las que nos dice detalles. Hay que regresar a Murcia. Pensando en cómo dar cuenta de un tiempo que vuela junto al mar. En el viaje de vuelta, pese al cansancio, sigue la amenidad del repaso de las situaciones y el diálogo comentado. La respuesta a la pregunta inicial es fácil: no se puede abarcar Cartagena en una ni en esta noche. Se trata de una ciudad en la que, aunque pudiera parecer afectado decirlo, cuatros personas no se encuentran solas y quince millares no se molestan. Por lo que habrá que volver.

domingo, 9 de mayo de 2010

CAMINO PEREGRINO: COMPARTIENDO CELEBRACIÓN ESPIRITUAL Y ENCUENTRO LÚDICO.


Tiempo jubilar en Caravaca (Murcia), este año de 2010. Los caminos transitados con esta celebración confluyen en la explanada del templo que guarda el lignum crucis, (dos trozos de la cruz en la que murió Jesucristo) y que, a su vez, se relaciona con la tradición, historia y leyenda medieval, en la que se contiene y perpetúa la aparición de la Cruz de doble brazo, para que el cura Pérez Chirinos celebrase el rito delante del mandatario musulmán, Ceit Abu-Ceit. Cuestión de fe, claro está.

Encontrarse en un sitio inhabitual, con el objetivo compartido del viaje con final previsto y motivado, es ya más que suficiente para justificar la concordia que se produce en estos casos entre quienes quieren acompañarse. Muchas personas, con diferente motivación y desplazándose de heterogéneas maneras, quieren participar del año jubilar y acuden a Caravaca desde cercanos o lejanos lugares, de forma individual, en grupos o en colectivos que se convocan y congregan para esta ocasión.

Como en todo viaje que se envuelve en sugestivo reclamo y algo de fascinación, diversos factores contribuyen para compartir el tiempo de camino, la llegada al templo, la estancia y el regreso. Así, se genera buen humor en el punto de encuentro antes de la partida, donde saludos y conversaciones brotan espontáneas y alegres, con la suave excitación que produce disponer a acompañarse en un acontecimiento, donde se hacen cálculos y cábalas de cuándo se alcanzará la culminación, avistando en la lejanía.

Se inicia la ruta. Los pasos son próximos en ritmo. Santiago Delgado hace despliegue de su enorme acervo cultural; en esta ocasión, centrado en las indicaciones históricas, haciendo de guía bien informado, con sus comentarios a los hechos y las referencias literarias: todo un lujo, más allá del entretenimiento, que contribuye decididamente a este itinerario cultural y espiritual.

El sol del mediodía, el calor y los primeros síntomas de cansancio ocasionan que los caminantes lo hagan a distinta velocidad, José Antonio, Encar y Marina con paso enérgico y mantenido van abriendo sendero. A Santi, incansable hacia delante y volviendo, -creo que ha hecho camino doble-, Rosa y Toñi con la sonrisa permanente y el comentario de que ya falta menos. No sé quién se lo pasa mejor, pues todas y todos nos lo pasamos bien.

Así se va formando fila en gradación al ritmo personal de cada cual. Las conversaciones bajan de tono y se concentran en dúo y tríos. También aparece el silencio reflexivo, o de pausa; se escucha el eco de los pasos. De vez en cuando, aprovechando una sombra, se descansa y se reagrupa.

El “camino”, por tradición europea y magnitud histórica, es el que conduce a Santiago de Compostela. Pero este de Caravaca tiene cada vez más importancia y relieve. En esta ocasión, se han desplegado información y llamamiento por instituciones religiosas, políticas y comerciales. (Aún así, -culparemos a la ‘crisis’- podría señalarse significativas deficiencias organizativas que no son solucionables sólo con buena voluntad y servicial disposición).

Así se forjó en el centro de trabajo y decidimos recorrer un sendero, caminando desde Cehegín a Caravaca por la ‘vía verde’. (Que no es tan “verde”…, pues aparecen vehículos a motor, incidiendo en la marcha de los peregrinos). A la convocatoria sólo pudimos acudir ocho, pues la coincidencia con otras tareas, o la aparición de algún imponderable, no posibilitó la concurrencia completa.

Llegamos a Caravaca. Cruces, banderas y gallardetes hablan de que la ciudad está de fiesta. Pasamos junto al monumento a los caballos del vino y culminamos con la subida al castillo y al templo, tras varias curvas que irradian un aire subliminal. Santiago sigue ofreciendo sus documentadas y amenas explicaciones.

El camino se ha hecho con llameante luz que se derramaba sobre el lugar. Hemos ganado el jubileo.

Hay que reponer fuerzas. Vamos al paraje de las Fuentes del Marqués, donde se considera que san Juan de la Cruz se inspiró y escribió, entre otras composiciones poéticas, aquella del “la fonte que mana y corre”.

La conversación distendida mientras el alimento se presenta como necesario placer, comentando las anécdotas del camino, hace que se recupere el alegre bullicio de las palabras que hablan de impresiones; se va relajando la mente y el cuerpo.

Tras el café, vamos a los coches, donde se pone punto final a este tiempo compartido que ha sido grato. Siempre queda un poso de nostalgia y ganas de volver.

domingo, 2 de mayo de 2010

MIGUEL HERNÁNDEZ: ENCUENTRO Y POESÍA EN EL 1º DE MAYO.






Gracias a MªJ, que avisó con tiempo del proyecto de la asociación cultural “Orihuela 2010”, el sábado 1º de mayo (¡qué singular fecha,… tan menguada!) estuve y participé en un itinerario oriolano, con motivo de que el poeta Miguel Hernández cumpliría en este 2010, cien años. La poesía, ya sabemos, es inmarcesible, pero necesita de evocación y de memoria actualizada. Coordinó el acto Katy, escritora, de Totana, y poeta recientemente premiada con el “Jara Carrillo”, que invitaba continuamente a que los presentes leyeran y/o recitaran poemas de Miguel, o bien se dejaran llevar por su lirismo desparramando comentarios, canciones y vivencias por las calles, plazas y lugares hernandianos en Orihuela.

Iniciamos el viaje en tren desde Murcia hasta Orihuela, (no sólo por lo cómodo y económico que resulta), por el significado que la estación oriolana tiene en la corta vida de M. Hernández. “Detened ese tren agonizante / que nunca acaba de cruzar la noche”.
Como apenas había signos externos de cuál era el propósito de los viajeros, la primera sorpresa conmovedora fue la de que, en el amplio hall de la estación, había ya mucha gente… esperándonos a los anónimos viajeros que desembarcábamos y que ni siquiera éramos sabedores conscientes de lo que una mínima chispa había encendido.
Escritores y escritoras, poetas, músicos,… a quienes vamos saludando: José Luis Martínez Valero, J. R. Barat, Ginés Aniorte, el periodista P. Peñalver,… (perdonadme que no escriba toda la lista, pero allí estaban, hombres y mujeres con oficio y reconocimiento en las letras), así como el entrañable grupo de mujeres que forman parte de un taller literario y que, en cada detenido compás, exponían sus palabras elaboradas para hoy।
Estando aún en el agrupamiento en la terminal ferroviaria, saludando a quienes vienen de Extremadura, del País Vasco, de Andalucía, de Madrid, de… todas partes, -entre las que destacan Murcia y sus pueblos-, más de doscientos humanos reunidos. Alegría en el reencuentro y complicidad electrizante cuando nos presentan y nos presentamos. Tiene algo de mágico, como encontrarse emergiendo de alguna percepción subterránea.
En medio del bullicio y algarabía del encuentro y de la fiesta, alguien comienza a leer a Miguel Hernández, a la vez que pide que el libro vaya circulando, de mano en mano y de boca en boca. Es la segunda conmoción de la jornada: nadie ha pedido silencio, pero más de cien bocas callan y sólo una, a cada estrofa, recita. Silencio expectante y respetuoso: la palabra poética se ha impuesto por encima de las otras palabras humanas. Hasta los ajenos al acto enmudecen. “Silencio. Silencio. / la creación y el cielo… ¡Que hable!”
Tras este inicio de la memoria hernandiana, salimos a la calle. Lo que observamos nos hace rememorar momentos lejanos ya –y lo comentamos- con cierto estremecimiento sin concesión a la nostalgia: un despliegue policial nos aguarda. Pero ahora está ahí para facilitarnos el desplazamiento por las vías oriolanas; los agentes de las policías local y nacional, bien visibles en número, en vehículos destellantes, con uniformes llamativos y silbatos, proveen y allanan que no haya impedimentos a la marcha. Los tiempos han cambiado, afortunadamente. Y la poesía sigue siendo un arma cargada de futuro, destinada las personas en el coraje pacífico de agitar las conciencias y la humana sensibilidad, en un marco lúdico, donde las “armas” son libros y folios.
Asisten algunos/as políticos en ejercicio (lo digo porque los conozco, no porque ellos se identifiquen como tales, porque no hay banderas ni distintivo alguno. Sólo una mujer lleva una camiseta en la que se lee:”soy marxista”, sin más símbolos ni dibujo). Pero la inmensa mayoría somos anónimos caminantes en busca de una emoción poética y por el impulso hacia el placer del encuentro en este día.
Vamos caminando y, cuando llegamos al final del Paseo de los Andenes, dos paseantes parejas de jubilados se nos acercan y preguntan que si esta es la manifestación del “1º de Mayo”,… porque no llevamos pancarta alguna,… Al final del cortejo va un equipo de megafonía que emite los poemas de Miguel Hernández cantados por J. M. Serrat.
Nueva detención poética en la glorieta dedicada a otro escritor oriolano, Gabriel Miró. Lecturas e intervenciones, enfrente de la “Palmera”.
Reanudamos la marcha, que nos facilitan y protegen los cuerpos policiales. Hasta la casa del nacimiento de Miguel, donde vuelven a leerse poemas, a decirse impresiones. Luz, calor e historia. Aumenta la emotividad.
Llegamos a la Casa-Museo. El calor ha aumentado sensiblemente y el sol cae a plomo. En el inmediato inicio de la montaña, un oriolano explica los rincones de la creatividad hernandiana, junto a la casa. (MªJ quiere enterarse de todo, para participarlo a sus amigos de allende los mares).
Lectura ante la higuera. “¡Oh meca! De lujurias y avisperos / quid de las hinchazones. / ¡Oh desembocadura! De los eros; / higuera de pasiones,…”
Todo paradigma de calor se acrecienta.
“…aves cantan la lección / de armonía, que el egregio / profesor Sol les señala / desde su sillón cobalto…”
Un grupo decidimos pasear por la villa. Y hacemos una nueva lectura en la escalinata de la Universidad. Frente al olivo.
Volvemos, buscando el Casino Oriolano, donde hemos quedado a comer. Las mesas están dispuestas para que, en cada una, haya diez comensales. Esto tiene sus inconvenientes. “¿Dónde nos sentamos?” Entre acomodaciones y alternativas, nos acomodamos. Y como dijo MªJ, “nos hemos puesto en la mesa de los ‘novios’”, junto a escritores y profesores.
Estando en la sobremesa, el cielo con densas nubes se ha agitado, derramando una tormenta de agua y granizo.
Tras los últimos comentarios y el momento del agradecimiento por las presencias, finaliza el encuentro.
Volvemos a la estación, para regresar a Murcia.
Si hemos asistido bastante más de doscientas personas quiero decir que habrá más de doscientas vivencias y relatos de lo que ha pasado hoy en Orihuela. Esta de aquí es sólo mi alusión individual y subjetiva. Lo he disfrutado.