domingo, 17 de junio de 2012

UN ARCO DE 90 AÑOS, ¿ES TIEMPO Y ANHELO? (1920 – 2010)





Bárbara Soriano, bisnieta.

Hace pocos días, Bárbara –mi nieta- cumplió 2 años de edad.

 Y, antes, a finales de marzo, mi madre cumplió 92.

Carmen Guillén, bisabuela
 Lo observo y lo pienso. 
Muchas reflexiones, difíciles de plasmar en todo caso, más aún, aquí.
Y me planteo qué es lo que se puede “heredar” de los que nos preceden en la familia. 
Creo que debería transmitirse y recibir las vivencias de la historia particular de los antepasados, recibirla como propia, más allá de cómo se deja y percibe una casa o un trozo de tierra. La transmisión del legado debiera recibirse como un regalo, que pasara a formar parte de la biblioteca de la memoria diferenciada (no es la que uno ha vivido, pero sí la admite, como cuando se estudia o se leen libros; oyendo a los bisabuelos en los relatos personales de cuando eran niños, jóvenes y adultos). Pero el patrimonio inmaterial de lo que han vivido antecesores cosanguíneos que debiera poderse disponer de ello, en la doble llanura de lo que es subjetivo y el marco/tiempo objetivo que se vivió, ya tiene poca ‘razón’ de ser: se vive demasiado deprisa; las nuevas tecnologías –“papá Google”, sin ir más lejos-, nos ofrecen información instantánea de cualquier asunto, con texto, vídeos, mapas y fotos. De momento, este tipo de información, -como señalan, de algún modo, los periodistas de carrera-, dudo mucho que transmita esa emocional subjetividad sólida y la opinión apasionada de quien estuvo en el tiempo de referencia.
Pero esto es lo que hay.
Por eso, para mi nieta Bárbara, con sus dos años de los que ahora dispone, deseo y espero que ‘herede’ la longevidad de sus bisabuelas, -viven tres de ellas-, que lleva incluida la estabilidad mental y la claridad conversacional y de atención al paso de la existencia y de la ocupación en lo que les afecta al presente.

Partiendo de que Bárbara es una niña bastante inteligente, (al margen de la pasión de abuelo), vive en su tiempo: decide su forma de vestir, por ejemplo; desde hace tiempo, resolvió ponerse/quitarse el calzado con acierto por sí misma, subir a los columpios del parque sin ayuda, así como defenderse ante las incursiones e invasiones en su espacio de su hermana, Valeria, y de las compañeras de colegio. Bárbara maneja con regular acierto diversos medios tecnológicos, -móvil, acceso a determinadas aplicaciones de internet,…-, usa, en su comunicación personal, un vocabulario, con explicativas frases largas y emplea palabras muy precisas, corrigiendo a quien no las ajusta; absorbe y admite todas las indicaciones que se le hacen en las clases de natación en la piscina, donde ciertamente  acepta y progresa, a la vez que llama la atención por sus superaciones.
Esto es fácil de resumir: adelantada, para la edad que tiene. (Insisto: no entro en que esto se deba a una ternura apasionada de abuelo; sé y veo lo que es).
Lo que me hace intuir que Bárbara se internará apasionadamente en todo lo que haga y le corresponda, por su edad, intereses, anhelos e inclinaciones.

Es mi deseo que formulo en su segundo cumpleaños, pero con vocación de que cumpla muchas más años que los que ahora tiene su bisabuela Carmen, de Ceutí, -una bisabuela de quien recogería la salud y fortaleza longevas, en características de lo físico y en la entereza de una mente ágil e inmarchitable-.
90 años es la diferencia.
Y que cuando Bárbara llegue a los 92 años, será una persona muy querida, incluyendo a sus bisnietas.
Por lo que confío y espero que alcance aquello que se proponga, porque quiero, al igual que todos quienes la rodean y la cuidan, que sea feliz, en la individualidad, en la compañía y en la sociedad que le toque vivir.


Que Bárbara disponga de todo lo esencial que pueda empujarla, cariñosa y decididamente, hacia una vida de esfuerzo y de realizadas satisfacciones, construyendo su propia historia con estilo propio y singular.
¿Puede esto expresar el deseo de que sea feliz en todo lo que haga y con quienes se relacione?
De momento, ella camina con inteligencia, salud y decisión hacia su tercer cumpleaños.
Procuremos que viva de acuerdo con su edad y momento, sin perderse nada.