sábado, 29 de mayo de 2010
EMOCIÓN Y AGRADECIMIENTO EN MAYO 2010, CUANDO EL TIEMPO LABORAL CONCLUYE Y LAS JACARANDAS EXTIENDEN SU LILIÁCEO MANTEL.
domingo, 16 de mayo de 2010
NOCHE DE ARTE Y FIESTA: CARTAGENA, MUSEO ABIERTO.

.
Menos mal que MªJ, excelente narradora verbal, se decide por la memoria de dos elaboradas cartas, de intensa, creativa y deliberada situación entre el destinatario y la corresponsal forjadora: nos retrata a dos personajes femeninos -una mujer distinta en cada carta- con dechado de cualidades dispue
Resulta ser un dual preludio de la particular vivencia en la cálida y sorprendente noche cartagenera. Por una parte, los espacios ilustrados y de libros habitados, en donde nos sentimos personas en busca de un envolvente abrazo artístico placentero, de lo visual y la palabra, que confortan los sentidos y el ánimo. Y, por otra, la tentación de pintar con palabras, describir y situarnos, quienes habitamos en la compañía y también a los encontrados, como personajes de cuento y escena, en cómplice y festiva dramática cultural, próximos en la lírica de los lugares y los momentos de arte, palabra y vino. Como si nos instaláramos en la creación de dos nuevas cartas de posibilidad cotidiana interesante y que transpiren buen humor. (Pero que aquí, sólo desarrollaré la primera, la acción en los ambientes culturales, dejando la construcción de los personajes para mejor y más inspirada ocasión. No obstante, esta reflexión será algo más extensa de lo habitual. La ocasión lo merece). ISL, MªJ y yo, junto a la escultura dedicada a la escritora Carmen Conde, observamos
domingo, 9 de mayo de 2010
CAMINO PEREGRINO: COMPARTIENDO CELEBRACIÓN ESPIRITUAL Y ENCUENTRO LÚDICO.

Tiempo jubilar en Caravaca (Murcia), este año de 2010. Los caminos transitados con esta celebración confluyen en la explanada del templo que guarda el lignum crucis, (dos trozos de la cruz en la que murió Jesucristo) y que, a su vez, se relaciona con la tradición, historia y leyenda medieval, en la que se contiene y perpetúa la aparición de la Cruz de doble brazo, para que el cura Pérez Chirinos celebrase el rito delante del mandatario musulmán, Ceit Abu-Ceit. Cuestión de fe, claro está.
Encontrarse en un sitio inhabitual, con el objetivo compartido del viaje con final previsto y motivado, es ya más que suficiente para justificar la concordia que se produce en estos casos entre quienes quieren acompañarse. Muchas personas, con diferente motivación y desplazándose de heterogéneas maneras, quieren participar del año jubilar y acuden a Caravaca desde cercanos o lejanos lugares, de forma individual, en grupos o en colectivos que se convocan y congregan para esta ocasión.
Como en todo viaje que se envuelve en sugestivo reclamo y algo de fascinación, diversos factores contribuyen para compartir el tiempo de camino, la llegada al templo, la estancia y el regreso. Así, se genera buen humor en el punto de encuentro antes de la partida, donde saludos y conversaciones brotan espontáneas y alegres, con la suave excitación que produce disponer a acompañarse en un acontecimiento, donde se hacen cálculos y cábalas de cuándo se alcanzará la culminación, avistando en la lejanía.
Se inicia la ruta. Los pasos son próximos en ritmo. Santiago Delgado hace despliegue de su enorme acervo cultural; en esta ocasión, centrado en las indicaciones históricas, haciendo de guía bien informado, con sus comentarios a los hechos y las referencias literarias: todo un lujo, más allá del entretenimiento, que contribuye decididamente a este itinerario cultural y espiritual.
El sol del mediodía, el calor y los primeros síntomas de cansancio ocasionan que los caminantes lo hagan a distinta velocidad, José Antonio, Encar y Marina con paso enérgico y mantenido van abriendo sendero. A Santi, incansable hacia delante y volviendo, -creo que ha hecho camino doble-, Rosa y Toñi con la sonrisa permanente y el comentario de que ya falta menos. No sé quién se lo pasa mejor, pues todas y todos nos lo pasamos bien.
Así se va formando fila en gradación al ritmo personal de cada cual. Las conversaciones bajan de tono y se concentran en dúo y tríos. También aparece el silencio reflexivo, o de pausa; se escucha el eco de los pasos. De vez en cuando, aprovechando una sombra, se descansa y se reagrupa.
El “camino”, por tradición europea y magnitud histórica, es el que conduce a Santiago de Compostela. Pero este de Caravaca tiene cada vez más importancia y relieve. En esta ocasión, se han desplegado información y llamamiento por instituciones religiosas, políticas y comerciales. (Aún así, -culparemos a la ‘crisis’- podría señalarse significativas deficiencias organizativas que no son solucionables sólo con buena voluntad y servicial disposición).
Así se forjó en el centro de trabajo y decidimos recorrer un sendero, caminando desde Cehegín a Caravaca por la ‘vía verde’. (Que no es tan “verde”…, pues aparecen vehículos a motor, incidiendo en la marcha de los peregrinos). A la convocatoria sólo pudimos acudir ocho, pues la coincidencia con otras tareas, o la aparición de algún imponderable, no posibilitó la concurrencia completa.
Llegamos a Caravaca. Cruces, banderas y gallardetes hablan de que la ciudad está de fiesta. Pasamos junto al monumento a los caballos del vino y culminamos con la subida al castillo y al templo, tras varias curvas que irradian un aire subliminal. Santiago sigue ofreciendo sus documentadas y amenas explicaciones.
El camino se ha hecho con llameante luz que se derramaba sobre el lugar. Hemos ganado el jubileo.
Hay que reponer fuerzas. Vamos al paraje de las Fuentes del Marqués, donde se considera que san Juan de la Cruz se inspiró y escribió, entre otras composiciones poéticas, aquella del “la fonte que mana y corre”.
La conversación distendida mientras el alimento se presenta como necesario placer, comentando las anécdotas del camino, hace que se recupere el alegre bullicio de las palabras que hablan de impresiones; se va relajando la mente y el cuerpo.
Tras el café, vamos a los coches, donde se pone punto final a este tiempo compartido que ha sido grato. Siempre queda un poso de nostalgia y ganas de volver.
domingo, 2 de mayo de 2010
MIGUEL HERNÁNDEZ: ENCUENTRO Y POESÍA EN EL 1º DE MAYO.

Iniciamos el viaje en tren desde Murcia hasta Orihuela, (no sólo por lo cómodo y económico que resulta), por el significado que la estación oriolana tiene en la corta vida de M. Hernández. “Detened ese tren agonizante / que nunca acaba de cruzar la noche”.
Como apenas había signos externos de cuál era el propósito de los viajeros, la primera sorpresa conmovedora fue la de que, en el amplio hall de la estación, había ya mucha gente… esperándonos a los anónimos viajeros que desembarcábamos y que ni siquiera éramos sabedores conscientes de lo que una mínima chispa había encendido.
Escritores y escritoras, poetas, músicos,… a quienes vamos saludando: José Luis Martínez Valero, J. R. Barat, Ginés Aniorte, el periodista P. Peñalver,… (perdonadme que no escriba toda la lista, pero allí estaban, hombres y mujeres con oficio y reconocimiento en las letras), así como el entrañable grupo de mujeres que forman parte de un taller literario y que, en cada detenido compás, exponían sus palabras elaboradas para hoy।
Estando aún en el agrupamiento en la terminal ferroviaria, saludando a quienes vienen de Extremadura, del País Vasco, de Andalucía, de Madrid, de… todas partes, -entre las que destacan Murcia y sus pueblos-, más de doscientos humanos reunidos. Alegría en el reencuentro y complicidad electrizante cuando nos presentan y nos presentamos. Tiene algo de mágico, como encontrarse emergiendo de alg
En medio del bullicio y algarabía del encuentro y de la fiesta, alguien comienza a leer a Miguel Hernández, a la vez que pide que el libro vaya circulando, de mano en mano y de boca en boca. Es la segunda conmoción de la jornada: nadie ha pedido silencio, pero más de cien bocas callan y sólo una, a cada estrofa, recita. Silencio expectante y respetuoso: la palabra poética se ha impuesto por encima de las otras palabras humanas. Hasta los ajenos al acto enmudecen. “Silencio. Silencio. / la creación y el cielo… ¡Que hable!”
Tras este inicio de la memoria hernandiana, salimos a la calle. Lo que observamos nos hace rememorar momentos lejanos ya –y lo comentamos- con cierto estremecimiento sin concesión a la nostalgia: un despliegue policial nos aguarda. Pero ahora está ahí para facilitarnos el desplazamiento por las vías oriolanas; los agentes de las policías local y nacional, bien visibles en número, en vehículos destellantes, con uniformes llamativos y silbatos, proveen y allanan que no haya impedimentos a la marcha. Los tiempos han cambiado, afortunadamente. Y la poesía sigue siendo un arma cargada de futuro, destinada las personas en el coraje pacífico de agitar las conciencias y la humana sensibilidad, en un marco lúdico, donde las “armas” son libros y folios.
Asisten algunos/as políticos en ejercicio (lo digo porque los conozco, no porque ellos se identifiquen como tales, porque no hay banderas ni distintivo alguno. Sólo una mujer lleva una camiseta en la que se lee:”soy marxista”, sin más símbolos ni dibujo). Pero la inmensa mayoría somos anónimos caminantes en busca de una emoción poética y por el impulso hacia el placer del encuentro en este día.
Vamos caminando y, cuando llegamos al final del Paseo de los Andenes, dos paseantes parejas de jubilados se nos acercan y preguntan que si esta es la manifestación del “1º de Mayo”,… porque no llevamos pancarta alguna,… Al final del cortejo va un equipo de megafonía que emite los poemas de Miguel Hernández cantados por J. M. Serrat.
Nueva detención poética en la glorieta dedicada a otro escritor oriolano, Gabriel Miró. Lecturas e intervenciones, enfrente de la “Palmera”.
Reanudamos la marcha, que nos facilitan y protegen los cuerpos policiales. Hasta la casa del nacimiento de Miguel, donde vuelven a leerse poemas, a decirse impresiones. Luz, calor e historia. Aumenta la emotividad.
Llegamos a la Casa-Museo. El calor ha aumentado sensiblemente y el sol cae a plomo. En el inmediato inicio de la montaña, un oriolano explica los rincones de la creatividad hernandiana, junto a la casa. (MªJ quiere enterarse de todo, para participarlo a sus amigos de allende los mares).
Lectura ante la higuera. “¡Oh meca! De lujurias y avisperos / quid de las hinchazones. / ¡Oh desembocadura! De los eros; / higuera de pasiones,…”
Todo paradigma de calor se acrecienta.
“…aves cantan la lección / de armonía, que el egregio / profesor Sol les señala / desde su sillón cobalto…”
Un grupo decidimos pasear por la villa. Y hacemos una nueva lectura en la escalinata de la Universidad. Frente al olivo.
Volvemos, buscando el Casino Oriolano, donde hemos quedado a comer. Las mesas están dispuestas para que, en cada una, haya diez comensales. Esto tiene sus inconvenientes. “¿Dónde nos sentamos?” Entre acomodaciones y alternativas, nos acomodamos. Y como dijo MªJ, “nos hemos puesto en la mesa de los ‘novios’”, junto a escritores y profesores.
Estando en la sobremesa, el cielo con densas nubes se ha agitado, derramando una tormenta de agua y granizo.
Tras los últimos comentarios y el momento del agradecimiento por las presencias, finaliza el encuentro.
Volvemos a la estación, para regresar a Murcia.
Si hemos asistido bastante más de doscientas personas quiero decir que habrá más de doscientas vivencias y relatos de lo que ha pasado hoy en Orihuela. Esta de aquí es sólo mi alusión individual y subjetiva. Lo he disfrutado.