Puede que se lea
como una interpretación que se ayuda de una frase, (nunca una caricatura). En
1920, el intelectual, profesor y militante político, Fernando de los Ríos viajó
a la URSS a estudiar las posibilidades la Internacional Comunista. Allí se encontró
con Lenin, a quien el español le preguntó sobre cuándo el régimen bolchevique mostraría
la libertad para los ciudadanos. El ideólogo soviético le respondió con otra
pregunta: “¿Libertad para qué?”.
Es que, quien
piensa, propone y razona alternativas para el mejor estar de los humanos. Por
eso no emociona la libertad a los dirigentes.
En estos tiempos
donde lo que parece que no hay alternativas a través del saber, y que sólo se
puede atender a las pesadas losas del ‘déficit’, de la ‘prima de riesgo’ (‘prima’…
¿de quién?), de la corrupción en muchas esferas; de los ‘recortes’, de familias
completas en paro, de sobres que contienen dinero malsano para cargos políticos
y quienes trafican con la confianza de los votos ciudadanos,… hombres y mujeres
sin trabajo, personas dependientes sin ayudas, con cada vez menos atención
sanitaria y con la educación manipulada,…
¿Tiene sentido
estudiar y prepararse a fondo, disponer de un excelente currículum, si luego no
interesas a los contratadores, -que buscan pagar sueldo de sirviente por un
trabajo especializado-, porque la formación contiene y da paso a ideas que
mejorarían y, posiblemente, superarían lo que piensa el empresario, sin que eso
supusiera más costo?
Hay que resistir y
avanzar, cuando a lo humano lo van deshabitando, cuando se vive en el desconcierto de cada día... ¿a qué viene preguntarse por
la presencia activa de la Filosofía en la Educación? ¿Es que no conviene que
las personas piensen, tengan ideas y las llevas a la práctica en un amplio ámbito
de diálogo democrático total?
La
respuesta es doble: la primera, porque no se quiere un espacio de libre
concurrencia: donde no hay libertad no puede haber filosofía. La segunda, es
que la Filosofía es contraria y enemiga de esa expresión y práctica que dice “¡lo que importa es la economía, estúpido!”,
(la economía, que debería estar al servicio del hombre y que, por tanto, en la
situación actual, repele y deja fuera a lo humano); la Filosofía está por la
claridad y contra la corrupción de conciencias y de bolsillos. Y, por tanto, es
molesta, incómoda.
Y porque
las manos que manejan el
estado lo han convertido en un patrono: el peor de los amos. Los dirigentes
político-sociales abren camino en el que no se deja transitar a la libertad. Y
no es una simple queja: es un asunto y tesis que excede y supera a lo político.
Ha de ser el tejido
social, académico y familiar, también el económico, quienes han de evitar el destrozo
de la libertad en los colegios, institutos y universidades: hay que luchar
contra el sometimiento del pensamiento crítico y de la conciencia viva que desenmascara
a la opinión única.
Por eso, los
pensadores, los profesores, los alumnos, han de crear vínculos solidarios en este
momento de necesidad. No es momento de dispersión y sí de concentración: de ahí
lo justificado de encontrarse en la plaza pública,(*) herederos de los filósofos
de todos los tiempos y de la primera filosofía. Tenemos la fuerza inmaterial y
civilizada del pensamiento y la palabra, que hay que oponer contra la fuerza burda
de quien manda sin querer escuchar ni convenir.
(*) Lunes, 28 de
enero, a las 12 de la mañana, concentración en la plaza de Santo Domingo: “¡Por la Filosofía en el
aula! NO a la LOMCE!”
Porque tú eres sabio, y porque hace mucha falta gente como tú en las aulas... ¡Por la Filosofía en las aulas y en la vida!
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