jueves, 17 de septiembre de 2009

LA AMISTAD QUE TE LLEVA Y EL FESTEJO DE TOROS

El martes pasado no pudo ser, y la tarde de toros del día de la Romería se quedó en deseo, pues los elementos meteorológicos desatados truncaron el esperado festejo. Pero, ¡…ah!, con la lámpara de la amistad siempre encendida está María José , compañera incansable en el trabajo y, además, amiga: ha visto la oportunidad y, de urgencia casi, nos ha convocado a la fiesta en la tarde del jueves. María José es que ejerce, además de amiga, de madre protectora, –también es abuela, no te vayas a creer que no ejerce-, que ella, si tiene oportunidad, te ofrece y te pone en suerte la posibilidad de una tarde de toros en el palco, a la sombra y bien atendido, con merienda en el intermedio.
Estimo que ya, con este detalle intenso de acordarse de los demás y de invitarles vivamente ya tiene gran valor la tarde de septiembre. Si, además, el festejo fuera memorable, entonces, ya… ¡…para qué más! La compañera laboral y amiga sin duda nos ha traído al coso condominero, y nos ha obsequiado.
Aquí podría terminar la crónica con toda dignidad y agrado
.
Pero, bueno, ya que estamos, hablemos del festejo. Los espectáculos taurinos tienen sus defensores y detractores. En esta pugna, sin querer ser equilibrado ni nada que lo apunte, creo que am
bos tienen razón.
Se podría resumir en que el diestro Alejando Talavante ha sido quien ha salvado la tarde। Porque lo de Morante de la Puebla, patilludo y entrado en carnes, ha sido a
lgo de eso de “mantente mientras cobro”: toros sin trapío y matador sin voluntad। Y lo de Daniel Luque, eso sí, mucha voluntad pero toros sin empuje. Es decir: que de seis toros que se vieron en la arena, sólo el segundo ofreció espectáculo, faenado por Talavante y del que obtuvo dos orejas y vuelta al ruedo. Lo demás, salvo el ánimo puesto por Luque, mejor para ignorar y, consecuentemente, para olvidar.
A quien no olvidamos es a los compañeros/as y amigos/as que, por diversas razones y obligaciones, no pudieron venir a compartir con nosotros los colores de la tarde taurina en el palco, la merienda y la conversación desenfadada, como si fuéramos “entendidos sabidillos” del arte de Cúchares: no sabemos mucho, es cierto, pero parece como si nos hubiéramos estudiado y aprendido el Cossío. Y nos reímos, entre la ironía y la ternura, por lo que pasa en la arena o al margen de ello.
Pero lo que yo destaco, subrayándolo, es el momento de la magia de la amistosa cercanía: la fiesta taurina es una excusa para estar juntos de otra manera. María José, como amiga y como anfitriona, nos ha llevado a esta aventura de color, aplausos, silbidos, música, valor, sangre y pañuelos. Y quede constancia del reconocido agradecimiento. Una persona es tanto lo que es como lo que decide ser. Y María José ha resuelto ser con entusiasmo, con algo de euforia, con libertad en la amistad, que podemos pasar una buena tarde de septiembre. La amistad en compañía tiene el sabor de las cosas que comemos con agrado: estamos hechos de lo mismo. Y a mí me gustan las celebraciones y el regocijo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

“TRASNOCHANDO”,… con SØREN PEÑALVER

¿Merece la pena adentrarse en la madrugada de septiembre? Seguro que sí, ya que se trata de asistir y vivir a las veladas literarias que Søren Peñalver ha organizado en el Museo de la Ciudad, lugar de encuentro y referencia: una cita de tres noches a la que acuden escritores y escritoras, creadores pictóricos, músicos,… artistas de la más variada sensibilidad, donde el diálogo de las palabras bellas se funde con la música y las vibraciones emocionales.
Envueltos en la noche, al aire libre con olores de jazmín y galanes de noche, Søren Peñalver sabe conferir un tono intimista y fuertemente amistoso entre los presentes, sean amigos, sólo conocidos o simplemente interesados asistentes. Soren acaricia con su verbo a hombres o mujeres, a quienes pide que vengan al atril a hablar, a decir las propias palabras o la de otros; y también lamenta y justifica la ausencia de quien no pudo venir a la llamada de “Trasnochando”, que en la presente edición se centra en “El mar y las ciudades”.
Sólo he asistido a la última noche y clausura.
Y puedo decir que los asistentes, en la ya fresca noche de septiembre, han vibrado oyendo recitar por una invitada en portugués brasileiro el amor vivido en la playa durante la noche, donde queda la mujer mientras el amante se interna en el mar; en catalán; en griego, por el propio Søren, un poema del griego Odiseus Elytis. Ambos poemas los derrama al castellano la escritora Fuensanta Muñoz Clares con viva emoción que se trae desde el mar Egeo y la irradia en este ambiente atento y cómplice, en el que nos dice que poesía y música nacieron juntas. (Recupérate pronto de tu lesión en el brazo, que se esperan tus escritos).
Variadas palabras y lecturas.
Destacaré las del final y clausura, declamadas en tono intimista por el grupo musical que cierra la madrugada. Palabras arrancadas del texto “Tosigo ardento”, (
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12715085351381524198846/210306_0014.pdf), del poeta cartagenero José María Álvarez, presente en este encuentro del mar y lo urbano, a quien Francisco Javier Díez de Revenga lo tiene definido como «Poeta militante de universalidad». El escritor Santiago Delgado dejó escrito un comentario, a raíz de la publicación del libro de Álvarez, en torno a este Monólogo sobre el tiempo, la poesía y la muerte.
Un texto largo, que no se hizo cansado, y que llenó el aire y los oídos de la noche en extensión e intensidad con las palabras de José María Álvarez, (
http://amediavoz.com/alvarezJM.htm).
Es para verlo y escucharlo, porque esta reseña no hace justicia a la tensión, intimismo y placer del momento.
Enhorabuena a Søren Peñalver por convocar a estos encuentros y por la respuesta obtenida.