jueves, 10 de febrero de 2011

CONCORDIA entre el CANSANCIO y la energía: el DESAFÍO y LA DANZA. Esculturas de A. CAMPILLO, (y IV)

Cansera”, en escultura, nos puede remitir al recuerdo de la que escribió el poeta murciano Vicente Medina(“¿Pa qué quiés que vaya?/…/ Anda tú, si quieres,/ que a mí no me quëa/ ni un soplo d´aliento,/ ni una onza de juerza,/ ni ganas de verme,/…”).

Pero creo que las razones de una y otra son diferentes, tras leer el poema completo y, asimismo, tras contemplar a esta mujer que insiste en ser útil a sí misma y a los demás, pese a la evidente dificultad de dominar un cuerpo que fue joven y enérgico en su día, sin solicitar ayuda .
Esta mujer a quien los años, los trabajos, la obesidad abdominal acumulada t
anto por los partos que tuvo, -seguramente en casa, sin la atención de la maternidades modernas-, como por la alimentación irregular y de lo que hubiera, en su esfuerzo está resuelta a mantenerse útil.


Es una alegoría a la certeza de que estados similares nos pasarán a muchos, por no decir a todos. Y, a su vez, el esfuerzo palmario en el intento de llegar para trajinarse los pies, para subirse las medias, o quizá alcanzar el suelo donde está la invisible jofaina de lavado, pese al evidente impedimento que el cuerpo deformado. Lo decide y se esfuerza, porque hay que hacerlo; no hay lugar para la pusilanimidad y el desistimiento, frente a otros que se deprimen sin razón aparente, aunque la tengan.
Cuerpo cansado, en equilibrio apoyado en las patas delanteras de l
a silla característica de esta tierra. No hay cansancio en el espíritu, aunque el cuerpo ya no responda como antes. Y eso lo ha captado y reflejado
Antonio Campillo.

Hay futuro y esperanza. Ahí están las esculturas tituladas “Desafiando al viento” y “La Danza”.

Jóvenes, sonrientes, con sus redondeces y algunos gramos de más (si comparamos con el canon de ‘belleza armónica’ -?- que imponen las pasarelas y las televisiones), que, con fortaleza y equilibrio se elevan sobre sus pies y miren al frente con una sonrisa. Serán mujeres trabajadoras y exitosas, hagan lo que hagan.

Hay decisión en la expresión del momento de su gallardía. Y nunca considerarán que otros les han sustraído el lugar, porque van a esforzarse por lo que sus ojos ven en el horizonte de sus ilusiones.
Su peripecia, que comienza como un juego, una insinuación, refleja vida y emociones. Hasta les podríamos preguntar al pasar por d
elante, con su decisión emprendida
. Y hasta me pregunto por qué libro podrían estar leyendo. Pasa el tiempo y las personas; pero, antes de que pase, ellas han decidido emprender las acciones de arrostrar con firmeza, de puntillas bien sujetas al suelo, con la sonrisa reflejada ante las adversidades y la dureza del trabajo que aguarda, con vocación de ‘comerse el mundo’. No hay desánimo y sí la fuerza para no llorar ante la adversidad, que aparecerá. Son jóvenes emprendedoras, tal como las ha expresado Antonio Campillo.

Y ahí ha de estar nuestro reconocimiento a su trabajo, a su decisión de futuro, al que miran con ojos grandes, con adivinación que expresa la convicción de que vamos a vivir. Y nos inducen a pensar que se puede, quizá en medio de tanta pesadilla actual, que es posible un despertar donde todo será mejor, o por lo menos todo será de otra manera.

Observemos sus manos: una y otra siguen moviéndose con resolución, a pesar de las inquietudes, para que salgamos a la calle, sabiendo que en alguna esquina un aire de frente nos espera.

Quedan más esculturas en el pequeño parque. Pero esas, deberán ser contempladas cuando por ahí os acerquéis y paséis.