jueves, 3 de mayo de 2012

RESENTIMIENTO, MÁS QUE UNA EMOCIÓN Y EFECTO ENFERMIZO: UNA VIVENCIA MORAL, UN ESTÍMULO PARA LA SUPERACIÓN SOCIAL.


         Continuando con el curso “PERSPECTIVAS Y MÉTODOS EN HISTORIA INTELECTUAL”, en el salón de Grados de la Faculta de Derecho, de Murcia, el profesor de Filosofía e investigador del CSIC, Javier Moscoso Sarabia ha dedicado su ponencia al resentimiento, en sus dimensiones históricas, y proyecciones morales y políticas.

Le ha presentado el coordinador del curso, Ángel Prior, quien ha destacado su labor docente, investigadora y bibliográfica, (con referencia, entre otros, a su libro “Historia cultural del dolor”, publicado en Taurus, 2011).

El conferenciante,  Javier Moscoso, ha comenzado con la conceptualización de “resentimiento”: una emoción compleja, incluso con algún perfil de confusión, que no es permanente en la historia, porque hace su aparición en el último cuarto del siglo XVIII y primera mitad del XIX. (En la Retórica, de Aristóteles, por ejemplo, no hay lugar para tratar el resentimiento; no existía en la antigüedad clásica). Es una pasión que aparece con la Modernidad y se da en la burguesía urbana.

Con este concepto, vivencia y práctica, se suele referir al odio residual y duradero hacia quienes se les considera causantes de desgracia o ruina, en la percepción de que han llegado a cotas que no merecen y a las que el propio observador/sujeto podría haber accedido, de no ser porque…
El resentimiento es una emoción altamente racionalizada, pues llega pronto a convertirse en un sentimiento de hostilidad o aversión hacia alguien, -en singular y plural-, conteniendo el disgusto o enfado que se exacerba en el recuerdo de una ofensa o un de daño recibido. El resentido vive un drama hacia adentro, fundamentándolo en conexiones de hechos y razonamientos; siente y razona: y observa usurpadores y no logros producto del trabajo ni de la buena fortuna.
Por eso tiene mucho que ver con la aparición de las convenciones sociales y cuando las expectativas políticas, revolucionarias, económicas,… se ven defraudadas. La Revolución Francesa es un período y referente muy importante para entender el resentimiento: denuncia externa y malestar interno.
Hace también su aparición el resentimiento político: el ojo atento del espectador obliga a todos a mirar, en una sociedad meritocrática y que está aprendiendo a ser democrática. Y en este caldo de cultivo hace su aparición el odio, la venganza, la traición política y la conveniencia.
Y así nos ha conducido el profesor Moscoso, estableciendo las conexiones y contenidos de los efectos provocados por quienes son percibidos como ineptos, como logreros y encaramados, que no dudan en tomar decisiones tremendas, incluso terribles y espeluznantes, como es el caso de quien ordenó cortar las amarras de la balsa construida en el naufragio de La Medusa y que condujo a la muerte y degradación de sus ocupantes.

La Balsa de la Medusa, del pintor Géricault,  representa un momento de las consecuencias del naufragio de la fragata francesa Méduse
El capitán y la tripulación planearon que los botes intentaran arrastrar a la balsa construida apresuradamente, pero después de sólo unos pocos kilómetros, las amarras de la balsa se soltaron por sí solas o alguien las soltó. Unas 147 personas quedaron a la deriva. Sólo se salvaron 15 tras los 13 días que tardaron en ser rescatadas. Quienes sobrevivieron, tuvieron que soportar el hambre, el canibalismo y la locura.
Este hecho  supuso un escándalo internacional, en parte porque sus causas se derivaron de la ineptitud e impericia del capitán francés que dispuso el plan. Y provocó la cólera y la rabia por las decisiones, las ambiciones y las esperanzas fallidas. Fue un cardinal y radical momento de referencia para investigar el por qué de muertes, actitudes y conductas para entender la vida: estudiar lo patológico para entender la norma.

    El conferenciante, además de cimentado en su estudio fundamentalmente histórico, desde un punto de vista reflexivo, filosófico, con relaciones morales y políticas, en esta exposición bien articulada, con un buen apoyo en el cuadro mencionado y sus significados, con lo que ha sabido mantener el interés de los asistentes con amenidad, hablando de las heroicidades cotidianas y de la crudeza de la desgracia, todo ello enmarcado en la Historia, en su entidad moral, ética y política.

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