sábado, 22 de junio de 2013

INAUGURACIÓN DEL VERANO Y “DÍA DE LA MÚSICA”:




CALOR Y SONIDO EN QUIENES NO TIENEN TRABAJO Y SU HUECO ESTÁ CONSTITUIDO DE NECESIDAD. 

Este año ha madrugado el verano: a las 7 de la mañana del 21 de junio ha hecho su entrada. No necesita permiso de nadie. El Sol, en torno al cual gira la Tierra y otras muchas piedras, alguna responsabilidad -¿quién se la puede exigir?- deberá de tener en esta situación que mal atravesamos.

La necesidad no es la de venir a lamentarse: hay quienes con más fundamento, tino, acierto y sabiduría saben decirlo.

Pero vivo cercana y directamente el drama del desempleo y la nebulosa de futuro peor que incierto. No dejo de pensar en cómo se puede salir pronto y bien de todo esto, y de si hay tareas previstas –por quien pueda prever y actuar- para reparar el daño hecho y que, pronto, los caminos sean seguros.
Me pregunto cómo se pueden construir relatos de futuro, sin que sean una ficción, sino que formen parte de la vida de los humanos, al igual que el Sol, el Verano y la Música, (celebrar la música, el lenguaje más universal del ser humano).
La solución para las personas sin trabajo y las que tienen que recurrir a la caridad pública para comer cada día, realidad sangrante, debiera ser motivo de acción sin descanso, hasta que sólo sea un recuerdo, mal recuerdo.
Como en la Música, hay que reinterpretar la realidad para avanzar y salir hacia otro entorno, real, donde lo básico esté garantizado, y sea soporte para recorrer otras vías de emoción y vivencia de agrado: la palpitación del verano y la bella sentimentalidad de la Música.
¿Hay alguien que se atreva a negar que otro mundo, mucho mejor, es posible, sin caer en utopías y buenos deseos? No es una propuesta inimaginable.
Ha llegado el Verano, con su día más largo, lleno de luz y de cálidas horas abiertas, e ilumina a quienes se sofocan en la desesperanza, quienes viven sin trabajo, la pobreza sin alimentos y las carencias de todo lo demás.
Pero, ¡ay!, también ilumina la luz del verano, del Sol y la Luna, la de aquellos que se han enriquecido con la miseria de los muchos. Y con el haz de luz se ven a más de dos centenares de políticos corruptos y de instituciones tan dañadas que se están convirtiendo en inservibles, a la vez que amparadas como saldos con el dinero de todos, hasta de quienes no lo tienen.
Esa existencia y presencia es algo más que una burla a quienes han perdido su trabajo, a quienes echan de sus casas, a quienes mendigan, a quienes dudan de la esperanza, a quienes se les recorta sueldo; a quienes ven como se acerca un futuro sin educación y temor ante las previstas carencias sanitarias.
¿Qué proceso creativo, más allá de lo circunstancial y fortuito, puede emprenderse para cambiar “esto”?

Por eso, aunque quisiera, no canto a la llegada del Solsticio de Verano. Ni aludo a la Música con palabras pretendidamente bellas y emocionadas. Hoy no emergen palabras armoniosas ni estéticas. (La Música también ha sido reducida/recortada en las aulas y sus profesionales lo están pasando mal; por sí mismos, y por las carencias anunciadas que sufrirán los alumnos y el futuro generacional).

Por la magnitud de la desesperanza, por la cantidad de tramposos e indeseables ocupando puestos de responsabilidad, y de gestión bancaria, desde los que se aprovechan en propio beneficio; de deshonestos, villanos y truhanes Para hablarles, me gustaría disponer de un potentísimo megáfono que sólo atronara los oídos y las mentes de quienes nos han traído hasta aquí, al pantano y arenas movedizas. Si no nos van a remediar, ¡…que se vayan! (recluyéndolos en la cárcel, tras pagar lo que han detraído, con altos intereses).
¿Quiénes escribirán las paradójicas miserias y angustias de estos tiempos, sabiendo que quienes lo están pasando no lo podrán olvidar jamás?
Porque hay seres humanos, con toda su humanidad latiendo, en toda esta historia que, a pesar de la luz del Verano y de la palpitación de la Música, están cubiertos por negras sombras, como en una agria maldición.

¿Gritarán los afectados y los conscientes en las calles, en las playas, en los campos de fútbol, contra los recortes presupuestarios, la corrupción, los ministros hipócritas, la elevada miseria, contra el hambre y la pobreza?

¿Quiénes se atreverán a poner los interrogantes para que una revolución, sea como las históricas o sea de nuevo modelo, sacuda la suciedad, supere y traiga un tiempo nuevo  mucho mejor para todos, sin fantasmas ni aprovechados, sin desempleo juvenil?

Sale el sol poco a poco y los días serán largos. Es verano y, también, el día de la Música. La intensa luz del sol de Verano, que ocupa en la noche la primera Luna llena, ¡ay!, sólo centellea en los interrogantes. La Música, otras veces –además de belleza- terapia para el ánimo, desafina en el corazón de quienes no tienen trabajo ni medios.
Porque quienes han provocado esto, siguen estando en las clases y puestos dominantes.


El verano será largo y alegre.
Saludemos con un “¡viva!” a la Música.

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