A los 400 años después de su muerte, existe gran interés para ver sus cuadros. Michelangelo Merisi da Caravaggio, creó una nueva forma de pintar y conseguiría la fascinación posterior por su pintura. Se le ha considerado el padre del realismo pictórico: quería presentar la verdad tal y como la veía, sin ideales.
En España, actualmente, sólo hay cinco cuadros de Caravaggio:
David vencedor de Goliat (Museo del Prado)
Santa Catalina de Alejandría (Museo Thysen-Bornemisza).
Salomé con la cabeza de Juan el Bautista (Palacio Real de Madrid)
San Jerónimo penitente (Museo de Montserrat).
Y san Juan Bautista con el cordero (Catedral de Toledo).
Caravaggio vive en los años de la Contrarreforma, un ambiente complicado. Aún así, su pintura destacó en los cuadros de altar y escenas religiosas, aunque ciertos rasgos de su pintura religiosa escandalizaban con frecuencia.
¿Cuál es el secreto de Caravaggio? Fue al mismo tiempo un gran pintor y un delincuente, -de vida turbulenta, murió a los 37 años, la Roma de Caravaggio es una ciudad de ajustes de cuentas-, lo que atrae el interés hacia él: su vida es novelesca. Es el artista genuino, que vive lo que todos desearían vivir pero no es fácil decidirse: libre, creativo, siempre en conflicto, su vida y su obra están estrechamente relacionadas.
En el museo del Prado, el verano pasado, pudimos admirar el Descendimiento, obra prestada por los Museos Vaticanos.
Ahora, en Murcia, hemos tenido la ocasión de mirar lo que es difícil de ver: san Jerónimo penitente.
En el caso de Caravaggio la diferencia entre ver una fotografía y estar delante del cuadro es enorme: el espectador vive la presencia de lo pintado.
Una evidente prueba de su maestría y cualidades pictóricas revolucionarias es el "San Jerónimo Penitente", que se ha podido ver en la sala Belluga, de la fundación Cajamurcia. (Relacionado con el San Jerónimo escribiendo, de la italiana galería Borghese).
Se representa al santo, anciano, en la intimidad de la oración, con los brazos recogidos, en una dolorosa expresión de meditación.
San Jerónimo, quien tradujo la Biblia del hebreo al latín, contribuyendo a su divulgación, siendo cardenal se retiró de los privilegios de su cargo para hacer vida retirada.
Sus atributos son el manto rojo de cardenal para recordar la vida anterior del santo y la calavera humana sobre la cual reflexiona acerca de la condición del hombre.
Caravaggio dibuja con detalle el cuerpo flácido y arrugado del anciano, así como la calavera miserable.
No hay perspectiva, sino la centralidad de la figura con su presencia y todos los detalles con un claro realismo. Es la figura que, con su posición, genera profundidad en la obra.
La luz del cuadro es tenebrista: San Jerónimo destaca iluminado con un único foco de luz, y el resto en silenciosa oscuridad, que no crea espacio y muestra dramáticamente los detalles importantes. La luz simboliza la presencia de lo sobrenatural, de lo divino. Así como ilumina y destaca el interés por el torno, las uñas o la calavera (y la piedra de penitencia que está próxima al corazón).
Y todo aquello que personalmente pueda sentir quien contemple el cuadro.
En esta limitada exposición de los "Tesoros de Montserrat", puede verse, también, un "san Jerónimo escribiendo a la luz de una vela", de autor anónimo; un retrato del escultor Martínez Montañés, "San Francisco", de Caracciolo; y una "Madonna", de F. Solimena.
Pocos cuadros, pero de gran intensidad.
Acaba la exposición el día 20.
*****************
NOTA de algo DIFERENTE.- Una alternativa, ahora, es ir a la exposición en “Las Claras” (fundación Cajamurcia), donde se muestran fondos artísticos de la colección de arte que posee la FUNDACIÓN “ANTONIO CAMPILLO”. (Me han gustado los cuadros de Gaya, de Molina Sánchez y de José Caballero; así como la escultura "Caballo", de Venancio Blanco).
En España, actualmente, sólo hay cinco cuadros de Caravaggio:
David vencedor de Goliat (Museo del Prado)
Santa Catalina de Alejandría (Museo Thysen-Bornemisza).
Salomé con la cabeza de Juan el Bautista (Palacio Real de Madrid)
San Jerónimo penitente (Museo de Montserrat).
Y san Juan Bautista con el cordero (Catedral de Toledo).
Caravaggio vive en los años de la Contrarreforma, un ambiente complicado. Aún así, su pintura destacó en los cuadros de altar y escenas religiosas, aunque ciertos rasgos de su pintura religiosa escandalizaban con frecuencia.
¿Cuál es el secreto de Caravaggio? Fue al mismo tiempo un gran pintor y un delincuente, -de vida turbulenta, murió a los 37 años, la Roma de Caravaggio es una ciudad de ajustes de cuentas-, lo que atrae el interés hacia él: su vida es novelesca. Es el artista genuino, que vive lo que todos desearían vivir pero no es fácil decidirse: libre, creativo, siempre en conflicto, su vida y su obra están estrechamente relacionadas.
En el museo del Prado, el verano pasado, pudimos admirar el Descendimiento, obra prestada por los Museos Vaticanos.
Ahora, en Murcia, hemos tenido la ocasión de mirar lo que es difícil de ver: san Jerónimo penitente.
En el caso de Caravaggio la diferencia entre ver una fotografía y estar delante del cuadro es enorme: el espectador vive la presencia de lo pintado.
Una evidente prueba de su maestría y cualidades pictóricas revolucionarias es el "San Jerónimo Penitente", que se ha podido ver en la sala Belluga, de la fundación Cajamurcia. (Relacionado con el San Jerónimo escribiendo, de la italiana galería Borghese).
Se representa al santo, anciano, en la intimidad de la oración, con los brazos recogidos, en una dolorosa expresión de meditación.
San Jerónimo, quien tradujo la Biblia del hebreo al latín, contribuyendo a su divulgación, siendo cardenal se retiró de los privilegios de su cargo para hacer vida retirada.
Sus atributos son el manto rojo de cardenal para recordar la vida anterior del santo y la calavera humana sobre la cual reflexiona acerca de la condición del hombre.
Caravaggio dibuja con detalle el cuerpo flácido y arrugado del anciano, así como la calavera miserable.
No hay perspectiva, sino la centralidad de la figura con su presencia y todos los detalles con un claro realismo. Es la figura que, con su posición, genera profundidad en la obra.
La luz del cuadro es tenebrista: San Jerónimo destaca iluminado con un único foco de luz, y el resto en silenciosa oscuridad, que no crea espacio y muestra dramáticamente los detalles importantes. La luz simboliza la presencia de lo sobrenatural, de lo divino. Así como ilumina y destaca el interés por el torno, las uñas o la calavera (y la piedra de penitencia que está próxima al corazón).
Y todo aquello que personalmente pueda sentir quien contemple el cuadro.
En esta limitada exposición de los "Tesoros de Montserrat", puede verse, también, un "san Jerónimo escribiendo a la luz de una vela", de autor anónimo; un retrato del escultor Martínez Montañés, "San Francisco", de Caracciolo; y una "Madonna", de F. Solimena.
Pocos cuadros, pero de gran intensidad.
Acaba la exposición el día 20.
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NOTA de algo DIFERENTE.- Una alternativa, ahora, es ir a la exposición en “Las Claras” (fundación Cajamurcia), donde se muestran fondos artísticos de la colección de arte que posee la FUNDACIÓN “ANTONIO CAMPILLO”. (Me han gustado los cuadros de Gaya, de Molina Sánchez y de José Caballero; así como la escultura "Caballo", de Venancio Blanco).
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