In Memoriam:
¿Serán las Librerías sólo territorios vivos
en el recuerdo de quienes las hayan visitado y, por tanto, pasar a ser considerados como lugares exóticos?
La respuesta no se debe ni se puede hacer desde el
presente palpitante y estremecido.
18 de mayo de 2013.
Las diez de la noche son.
Con puntualidad avisada, Ana Escarabajal, la dueña y gerente de la Librería, desde un atril en el que descansa un enorme libro que, aun desde lejos, llama la atención por el tamaño de sus páginas y los colores de sus portadas, habla a los presentes, a través de la megafonía.
Hay una larga cola de clientes últimos, cargados de
libros, materiales de papelería, objetos de regalo,… que han podido adquirir a
precios que rayan en lo simbólico, -porque no sean ‘gratis’-, comentan en
murmullo apenas inteligible causas y reflexiones de la situación. Van dejando casi vacías, estanterías, expositores y
mesas; muebles que tanto tiempo han ofrecido, ordenados y sugerentes, los
libros destinados a distintos y diversos lectores, esta noche muestran huecos y
evidente desorden derivado de las dudas de clientes postreros y apresurados en
la elección de qué volúmenes llevarse de entre lo que va quedando, que ya es
poco.
Se amortiguan
los comentarios hasta decolorarse.
Silencio, se
escucha.
Resuenan palabras
pronunciadas desde el entendimiento, desde el tiempo y el trabajo, desde el
corazón. No hay acritud, sí responsable sensatez. Ana presenta y quiere que el
cese y clausura se viva, aún en la congoja y la nostalgia, como una fiesta: si los
cuentos de “Las Mil y Una Noches”, están en el origen de la narración.
“En lo más antiguo del
tiempo y en la edades más remotas, hubo una vez…
- No te fíes de los hombres –le advirtió-, pues saben cómo cazar las aves y pescar los peces”.
El final de la
trayectoria, de más de un siglo y cuarto, de esta librería se ha de concluir con
el placer de quienes han vivido en la lectura de los relatos, del pensamiento y
de las técnicas; con lo que se ha aprendido a afrontar las horas y los días; los
libros que han iluminado para ver el interior de las personas, y también a ser
resistentes ante las adversidades, plantando en los páramos sociales la poesía,
la fantasía y el deseo de un mundo mejor.
Y con el
manifiesto agradecimiento a todos. Desde la inquieta tranquilidad que confieren
los libros, leídos y por leer.
“Entonces, el administrador relató la historia de un hombre que,
a pesar de ser muy rico y bien parecido, robó oro por el amor de una mujer y
perdió por ello la mano derecha”.
Se percibe el
rumor de la calle Mayor cartagenera. Es la “Noche de los Museos”, Cartagena está bulliciosa y muy animada en esta noche nada
perezosa. En muchos lugares hay
largas colas para visitar los museos de
la tres veces milenaria Carthago Nova, se ofrecen músicas diversas para
públicos y edades distintos, teatro al aire libre, celebraciones, arte,…
Si en esta
noche, Cartagena es una fiesta, Ana Escarabajal quiere que estas horas finales de
su ámbito de los libros, se concluya leyendo y sea un homenaje festivo a los
libros y a los lectores. “Una noche más,
dentro de la normalidad que debe conducir el espíritu y la aventura de leer”.
En pleno
fragor del mundanal ruido del centro de Cartagena, cierra la librería que ha
acogido centenares presentaciones de libros, con presencia activa de sus
autores y de editores; espacio donde también se han desarrollado diversos
clubes de lectura, de pequeños y grandes lectores.
La opción de Las
Mil y Una Noches responde a una anécdota de la infancia de Ana, cuando leyó
por vez primera la obra que marcó su "vida
de lectora". (Pocos años
después supo que su lectura estaba prohibida: era el tiempo del franquismo).
Una bailarina de danza oriental, descalza y una permanente sonrisa
evocadora de aires lejanos, con traslúcidos velos blancos y de color arena del desierto, vestida con laminados dorados, intercala sus bailes entre las lecturas de los cuentos de Las Mil y Una Noches.
Tras un instante, vuelven a sonar las voces que, singularmente, desde la modulación de la fantasía, del misterio, el embrujo de estos relatos… hablan a todos. Leen escritores, artistas, amigos y amigas de esta librería, personas de todas las edades lectoras que desgranan los cuentos ofrecidos a la escucha de los presentes, que acabará avanzada la madrugada del domingo. Aunque la lectura invita a que se esté lejos de prisas, necesita tiempo, tranquilidad y un espacio cómodo, estar aquí, esta noche final, para escuchar un libro sigue siendo un ritual de lectores.
“El cuento del pescador y del genio concluyó poco después
de la medianoche, así que Sahrazade decidió relatar una nueva historia hasta la
llegada del alba. Y contó: que una noche entre las noches, el califa le dijo a
su gran visir:
- Quiero que recorramos la ciudad para saber si el pueblo está
contento…”
La librería, tienda física básicamente, ya no funciona. Pero vive en
la memoria y en los sentimientos, tantos como los lectores: mientras haya personas que fijen sus ojos y
acaricien las páginas del formato físico que es el libro, habrá merecido la
pena donde se adquirió la savia de los libros.
Y los personajes, los paisajes que son, en realidad, testimonio
y coartada para dar voz a los pensamientos, a los sentimientos, seguirán vivos.
Y encontrarán caminos para llegar a nuevos lectores. Sus historias de intrigas,
misterios y fantasmas, de buen humor y de belleza en versos, son bastante más
que un instrumento para mostrar el latido de la vida, de todas las vidas, para
entender y entendernos.
No hay tristeza, no debe haberla, tal como nos ha pedido
Ana. En esta última noche nos queda el monólogo interior de esta experiencia
estética para los lectores. Y que la estupenda sencillez de esta ceremonia de
despedida, cada día esté impregnada de una candidez intemporal. Porque cada
relato nos propone un viaje y un juego. Y así nos acompañamos todos, con los
protagonistas de cuentos y versos, de entendimiento, de pensamiento y futuro.
Deambular ante estanterías con libertad y sin rumbo fijo, nos
acompaña con una de las virtudes y características del texto: el viaje como vida
propia, por el deseo, por la ilusión y los recuerdos.
Para decir “¡Adiós!” a Librería “Escarabajal”, en esta noche, fiesta de dulce
despedida, hasta que, en el nuevo relato de una historia deseable e interesante,
nos restablezcamos en el valor y en su esplendente sentido.
Brava crónica, Juan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Santiago.
EliminarConfío en que el "paseo nocturno" en torno a la Catedral de Murcia, desde san Juan de Dios fuera lo que todos sabemos y esperamos: una delicia en la noche cultural.
Muy bonito pero una gran pena. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias, Marga.
EliminarUN año de estos, por estas fechas de "Noche de los Museos", habrá que visitar Sevilla. Así que prepárate yaa la visita.
Un abrazo
Genial, lindo y entrañable tu comentario. En fin una delicia. Gracias por tus comentarios que me agradan la vista y el oido. Roma
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