CALOR Y SONIDO EN QUIENES
NO TIENEN TRABAJO Y SU HUECO ESTÁ CONSTITUIDO DE NECESIDAD.
Este año ha madrugado el verano: a
las 7 de la mañana del 21 de junio ha hecho su entrada. No necesita permiso de
nadie. El Sol, en torno al cual gira la Tierra y otras muchas piedras, alguna
responsabilidad -¿quién se la puede exigir?- deberá de tener en esta situación
que mal atravesamos.
La necesidad no es la de venir a
lamentarse: hay quienes con más fundamento, tino, acierto y sabiduría saben
decirlo.
Pero vivo cercana y directamente el
drama del desempleo y la nebulosa de futuro peor que incierto. No dejo de
pensar en cómo se puede salir pronto y bien de todo esto, y de si hay tareas
previstas –por quien pueda prever y actuar- para reparar el daño hecho y que,
pronto, los caminos sean seguros.
Me pregunto cómo se pueden construir
relatos de futuro, sin que sean una ficción, sino que formen parte de la vida
de los humanos, al igual que el Sol, el Verano y la Música, (celebrar la
música, el lenguaje más universal del ser humano).
La solución para las personas sin
trabajo y las que tienen que recurrir a la caridad pública para comer cada día,
realidad sangrante, debiera ser motivo de acción sin descanso, hasta que sólo
sea un recuerdo, mal recuerdo.
Como en la Música, hay que reinterpretar
la realidad para avanzar y salir hacia otro entorno, real, donde lo básico esté
garantizado, y sea soporte para recorrer otras vías de emoción y vivencia de
agrado: la palpitación del verano y la bella sentimentalidad de la Música.
¿Hay alguien que se atreva a negar
que otro mundo, mucho mejor, es posible, sin caer en utopías y buenos deseos?
No es una propuesta inimaginable.
Ha llegado el Verano, con su día más
largo, lleno de luz y de cálidas horas abiertas, e ilumina a quienes se sofocan
en la desesperanza, quienes viven sin trabajo, la pobreza sin alimentos y las
carencias de todo lo demás.
Pero, ¡ay!, también ilumina la luz
del verano, del Sol y la Luna, la de aquellos que se han enriquecido con la
miseria de los muchos. Y con el haz de luz se ven a más de dos centenares de
políticos corruptos y de instituciones tan dañadas que se están convirtiendo en
inservibles, a la vez que amparadas como saldos con el dinero de todos, hasta
de quienes no lo tienen.
Esa existencia y presencia es algo
más que una burla a quienes han perdido su trabajo, a quienes echan de sus
casas, a quienes mendigan, a quienes dudan de la esperanza, a quienes se les
recorta sueldo; a quienes ven como se acerca un futuro sin educación y temor
ante las previstas carencias sanitarias.
¿Qué proceso creativo, más allá de lo
circunstancial y fortuito, puede emprenderse para cambiar “esto”?
Por eso, aunque quisiera, no canto a la
llegada del Solsticio de Verano. Ni aludo a la Música con palabras
pretendidamente bellas y emocionadas. Hoy no emergen palabras armoniosas ni
estéticas. (La Música también ha sido reducida/recortada en las aulas y sus
profesionales lo están pasando mal; por sí mismos, y por las carencias
anunciadas que sufrirán los alumnos y el futuro generacional).
Por la magnitud de la desesperanza,
por la cantidad de tramposos e indeseables ocupando puestos de responsabilidad,
y de gestión bancaria, desde los que se aprovechan en propio beneficio; de
deshonestos, villanos y truhanes Para hablarles, me gustaría disponer de un
potentísimo megáfono que sólo atronara los oídos y las mentes de quienes nos
han traído hasta aquí, al pantano y arenas movedizas. Si no nos van a remediar,
¡…que se vayan! (recluyéndolos en la cárcel, tras pagar lo que han detraído,
con altos intereses).
¿Quiénes escribirán las paradójicas
miserias y angustias de estos tiempos, sabiendo que quienes lo están pasando no
lo podrán olvidar jamás?
Porque hay seres humanos, con toda su
humanidad latiendo, en toda esta historia que, a pesar de la luz del Verano y
de la palpitación de la Música, están cubiertos por negras sombras, como en una
agria maldición.
¿Gritarán los afectados y los
conscientes en las calles, en las playas, en los campos de fútbol, contra los
recortes presupuestarios, la corrupción, los ministros hipócritas, la elevada miseria,
contra el hambre y la pobreza?
¿Quiénes se atreverán a poner los
interrogantes para que una revolución, sea como las históricas o sea de nuevo
modelo, sacuda la suciedad, supere y traiga un tiempo nuevo mucho mejor para todos, sin
fantasmas ni aprovechados, sin desempleo juvenil?
Sale el sol poco a poco y los días serán largos. Es verano y,
también, el día de la Música. La intensa luz del sol de Verano, que ocupa en la
noche la primera Luna llena, ¡ay!, sólo centellea en los interrogantes. La
Música, otras veces –además de belleza- terapia para el ánimo, desafina en el
corazón de quienes no tienen trabajo ni medios.
Porque quienes han provocado esto,
siguen estando en las clases y puestos dominantes.
El verano será largo y alegre.
Saludemos con un “¡viva!” a la Música.
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