viernes, 19 de noviembre de 2010

Los RELATOS de PILAR ADÓN en “El mes más cruel”



(Pilar Adón, escritora)
La librería ‘Escarabajal’, de la calle Mayor en Cartagena, es bastante más que una librería: ofrece y tiene habituados a los lectores, de todas las edades y condición, a que se ofrezca la presencia de escritores, editores, artistas,… de actualidad y entidad. Cada acto que organiza Ana Escarabajal, la regente, va dirigido a un determinado público, (aunque todos están abiertos a quienes quieran asistir y disfrutar del momento). Ana es un continuum de ideas que lleva a la práctica no sólo en su establecimiento, sino en cualquier recinto de ámbito cultural.
Podríamos aventurarnos en el tópico de que “quien regala bien vende”, pero no creo que pueda aplicarse aquí, (aunque, obviamente, las librerías están para vender libros). Porque hay muchas librerías, de referencia, que no organizan acto alguno y siguen vendiendo. A “Escarabajal” podría ocurrirle lo mismo, pero Ana ha apostado por la difusión de la cultura del libro y sus frutos implicando a autores, editores, periodistas y personas sensibles a la lectura que conforman una numerosa tripulación en este proyecto vivo. La labor de la librería “Escarabajal” está reconocido en toda España por instituciones y organismos culturales. (Por tanto, lo que aquí se venga a decir sólo es un pálido reflejo de la realidad aquilatada de su conocido prestigio).
El jueves pasado, día 18 de noviembre, ha habitado la galería la joven escritora Pilar Adón, premio ‘Ojo Crítico’ y premio FNAC. Y ha hablado de su reciente libro “El mes más cruel”, libro de relatos donde ofrece la mirada y la voz de personajes –sobre todo, femeninos- de gruesa entraña y compleja sustancia.

Libro estructurado en 14 relatos, donde tras cada final, sigue un poema de la autora, que no es enseñanza de lo anterior ni del relato que sigue, sino una especie de puente entre relatos, en un juego aparentemente equívoco.

La periodista Nazarena Balaguer presentó a la autora y, sobre todo, su experiencia en su lectura de la obra. Lo que desarrolló como diálogo con Pilar Adón: si le habla de lo difícil que es el género del relato breve, el cuento, la autora se siente aludida y responde de lo que le supone la diferencia entre novela, donde el escritor su puede permitir altibajos en el ritmo y en la tensión argumental, mientras que en el cuento no hay concesiones.

Nazarena Balaguer manifiesta que en estos relatos no hay reglas ni moraleja; no hay afán didáctico, moralista o de modelo conductista; donde las mujeres son protagonistas absolutas. (Y que abre un breve y animado debate entre el público y los presentadores, que pretende ir más allá del tópico de si las mujeres son más complejas y, por tanto, más contradictorias y fructuosas que los hombres, lo que inclinaría al uso de la figura femenina como eje central de los relatos). La diferencia, en el libro, está claramente inclinada y evidente a favor de la complejidad de los personajes encanados por mujeres; y la escritora Pilar Adón aclara que no necesaria ni precisamente sus personajes se distinguen por su positividad, certeza o bondad, aunque en las situaciones que describe y recoge haya una preponderancia del matriarcado.

Y, también, hay que señalar que los relatos de este libro lo son de desasosiego, inquietantes, de cierto escalofrío y de final abierto, para incitar a la participación del lector.
Entre los oradores, que ya han sido lectores, se destaca el relato “El fumigador” –pág. 61-, como uno de los que más impresiona, (el del niño que habita en un bosque, cuidado por una nodriza –“La voz de su nodriza envolvía cada uno de los actos de Darío, cada pensamiento, cada intención”.
A su nodriza le gustaba encender el farol del saledizo de la entrada y quejar que luciera durante toda la noche. Así los seres que no pertenecieran a su hogar sabrían que allí vivía gente,...“ (…) “Soy una mujer que se defiende, decía. No puedo entender qué clase de mujer es aquella que no la hace”. El marido tiene poco que hacer o decidir en la casa: “Por las mañanas, al amanecer, el marido bajaba las escaleras y apagaba la luz del farol”).

La protectora mujer ha creado un ambiente en el que hace creer al niño que posee una deformidad, por lo que consecuentemente, no puede relacionarse con el mundo exterior. Es un cuento con varios niveles de comprensión.

Hay determinadas características en la “carpintería” de la escritura de Pilar Adón: personajes aislados del ‘ruido’ social, situados en bosques, desiertos, en casas alejadas y que, por ello, son personajes encerrados en su propio encierro y, al final, encerrados en sí mismos.

El título está tomado de Abril es “el mes más cruel” para estos personajes, porque precisamente cuando la primavera invita a despojarse de los vestidos, los personajes de Pilar se cubren y se encierran.

El editor, Enrique Redel, de la editorial Impedimenta, destaca que el diseño de portada y envoltura del libro está pensado desde el respeto por el lector: los libros deben ser pulcros y moderadamente llamativos en su aspecto, de acuerdo con la calidad de la escritura que envuelven. Y explica el por qué de la portada impactante, donde la joven mujer que aparece posee y ofrece una mirada penetrante y de inquietud demoledora.

En su intervención final, Pilar habla del dolor de quien escribe estas historias y de cómo se termina cansada y afectada, por lo que conviene alejarse y tomar distancia de la propia obra y de que la escritora pudiera aparecer como personaje o modelo. Hasta que otras ideas vengan a estimular su mente y la respuesta en nuevos relatos de igual formato o de extensión novelada.

Puede afirmarse sin temor que, en este libro, Pilar Adón es una escritora realista de este tiempo, pero no “realista” en el significado y sentido de las corrientes del realismo literario, sino que se ocupa de la realidad de la vida interior de las personas a las que las condiciones actuales les inclinan a vivir aisladas, en mundos interiores complejos en su encierro, donde no se concluye en finales felices porque la vida, en su evolución constante, es como es: de intensa intimidad y de frágil sociabilidad.

Pilar Adón ya es una sólida y reconocida escritora. Y estamos convencidos que, con cada nueva obra que publique, ampliará su espacio e importancia hasta límites sorprendentes. Lo veremos y lo disfrutaremos.

martes, 26 de octubre de 2010

BUSCANDO ELEVAR LA MORAL DEL PROFESORADO: ÉTICA PARA PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN






Se ha presentado el recién publicado libro del profesor universitario Emilio Martínez Navarro, “Ética profesional de los Profesores”. Ha sido en el Hemiciclo de la Facultad de Letras, de la Universidad de Murcia, El lunes 25 de octubre de 2010.
El autor ha hablado de su libro, como corresponde. Pero ello lo trataré desde mi punto de vista y opinión. Y ha lanzado la cuestión a quienes participábamos en la exposición de lo que nos había supuesto la lectura del libro, que nos pronunciáramos sobre si el presente volumen tenía interés y utilidad para el profesorado de los distintos niveles de la enseñanza, desde los 3 a los 30 años (Infantil, Primaria, Secundaria, Régimen Especial y E. Universitaria). Y ha lanzado un llamamiento –que está contenido en el texto- de pasar del individualismo docente a la función de equipo, como propiciador de mejor ambiente en el acto de enseñar/educar y, también, como previsión para evitar la “quemadura” del profesor.
La presidencia del acto la ha desempeñado el Rector de la Universidad de Murcia, D. José Antonio Cobacho Gómez, quien, entre otros aspectos, ha hecho un elogio de la docencia, basándose en el libro de Emilio, así como de los incentivos y lances que se originan de la obtención, para el proyecto “Campus Mare Nostrum”, elegido Campus de Excelencia (Universidad de Murcia y Universidad Politécnica de Cartagena): esto empieza ahora.
Comentaron la obra de Emilio Martínez, por una parte, la profesora de Filosofía, en E. Secundaria, Begoña Domené quien, entre otras muchas propiedades del libro presentado, ha destacado el estilo, sabor y modo de quienes se sienten reflejados en el gusto del contacto docente con el alumnado, de haber reconocido virtudes e imperfecciones en los profesores y en los Claustros, y la necesidad de ahondar en el sentido y práctica de la profesión docente, valorando positivamente la utilidad del libro en la Educación Secundaria.
Otra intervención ha sido la del profesor universitario Norberto Smilg, que ha calificado el libro de referencia como “utópico” –de sana utopía- pues está apuntando hacia cuál es el mejor perfil de la figura del profesor, en la práctica y desarrollo de los valores contenidos en la enseñanza/educación. También ha calificado el libro de “reflexivo”, de Filosofía, de Ética aplicada. Y ha hecho un llamamiento a no separar el binomio docencia-investigación en la educación universitaria.
La tercera intervención ha correspondido a quien esto os escribe.
Por eso seré bastante más extenso; (me leéis, si no os cansa, o hasta donde queráis. O cerráis esta entrada en el blog). Hablaré del libro del profesor de la Facultad de Filosofía, Emilio Martínez Navarro.
Colmienza el libro con las preguntas, entre otras, de si es de alguna utilidad profesional un libro de ética y, a su vez, si se puede enseñar Ética. De aquí ya hay una primera constatación: si hay preguntas sobre la razón y la finalidad de algo es porque hay Filosofía.
Y si hay una alejada distancia de lo que puede ser “moralina” es porque se está hablando de necesaria fortaleza moral para el profesorado, que puede estar necesitado de encontrar estímulos y reconocimiento de la función docente.
Emilio Martínez ha situado el sentido del trabajo docente en sus justos y adecuados términos, incluyendo el señalamiento de vicios y corruptelas que, como lastre en los barcos, se han fijado a los cascos de la nave educativa.
El modelo de maestro/a, de profesor/a ha cambiado sustancialmente en los últimos años, y se muestra el pluralismo moral e ideológico de los profesores. Las zozobras derivadas de los cambios, -que recoge y describe Emilio Martínez-, confiere sentido y justificación a aquellos docentes que, aunque en su fuero interno sienten y saben de la entidad de lo que hacen, no se atreven a mostrarla entre sus iguales y diluyen su dedicación, por la tensión que se desprende del relativismo extremo del ‘todo vale igual’. El profesor Martínez Navarro apunta que “…no todas las propuestas éticas valen lo mismo, ni puede pretenderse que sólo una de ellas expresa la verdad definitiva sobre este tipo de cuestiones”.
¿Cómo es un buen profesor, en el contexto de las sociedades contemporáneas: abiertas, pluralistas, complejas, en cierta medida conflictivas, aspirantes a la democracia, a los derechos humanos y a la justicia social? Responde así: “Un buen profesor ha de ser, sin duda alguna, un experto en su materia y en la técnica didáctica relacionada con su especialidad, pero al mismo tiempo ha de ser, también, alguien que comprende que los aspectos éticos de la labor docente forman parte de la entraña misma de su trabajo cotidiano”, (pág. 14).
Es decir, estamos hablando de un profesional técnicamente capaz y éticamente exigente. Personas que conocen los avances de su profesión y viven con entusiasmo su trabajo: para quienes es determinante la actitud docente. El autor cree y considera que los límites y las dificultades para alcanzar la excelencia profesional docente se pueden superar.

¿QUÉ LIBRO ES ÉSTE?

Cuando se dicen y se le ponen adjetivos a alguien o a algo, además de describirlo, se está opinando sobre ello. Y así lo hago.
No es éste un libro de autoayuda (con perdón de los psicólogos), porque es de Filosofía, intensamente reflexivo, sin ofrecer ‘recetas’.
Está escrito con claridad y se lee con agilidad, incluyendo lo que remueve: puede resultar un libro incómodo para determinadas prácticas y actitudes que se han anclado y establecido en lo de “siempre se ha hecho así”, o planteamiento similar.
Es un libro poliédrico:
• tiene un importante plano de fundamentación teórica filosófica.
• Hay, también, un recorrido por la práctica docente y sugerencias didácticas. (Al final de cada uno de los diez capítulos, hay un cuestionario sobre los conceptos desarrollados, una invitación a explorar y comentar textos y películas, y dilemas para el dbate y la reflexión).
• Sus otros planos o caras están referidos a la clara exposición de los entresijos de la profesión docente, sus implicaciones.
• Recoge compromisos intelectuales y profesionales del autor y que son considerados que pueden estar en los Maestros y Profesores.
• Su estructura en diez capítulos, después de atravesar la información general sobre Ética, se puede analizar cada capítulo independientemente.
• No hay concesiones “de cara a la galería” para ‘quedar bien’.

La consideración de la necesaria madurez ética en el docente va más allá de la ineludible ética cívica y sus comunes características para todos, (respeto activo, libertad y conocimiento, igualdad, solidaridad, diálogo y renuncia a la violencia), en un contexto de diversidad cultural y pluralismo ético. Es imprescindible que también esté presente la cosmovisión personal de quien educa/enseña: no se debe de diluir la personalidad e individualidad de cada docente.
Son fundamentales premisas para afrontar la ética aplicada como resultado de un reflexión interdisciplinar, donde tenga especial cabida y atención el binomio vocación-profesión, animando a que el docente piense por sí mismo (el sapere aude! que nos legó Kant y la Ilustración) con racionalidad y responsabilidad.
El profesor Martínez Navarro, frente a una ética profesional burocratizada, se decanta por una ética profesional de excelencia, en la “que la profesión es considerada como expresión gozosa de la propia identidad, como parte de un proyecto personal de vida plena”, (pág. 133).
¿Se puede alzar el ánimo, la moral del profesor en tiempos de crisis?
Es cuando con más ahínco hay que intentarlo. Comenzando por situarnos ante un libro sólido y que promueve sólidas acciones éticas.
Llegar a que sea una práctica generalizada será lento, porque es difícil pensar en tiempos como estos, además de que los humanos suelen aplazar aun lo que tienen claro.
Esto llevara a Emilio Martínez a continuar y seguir caminando los itinerarios de la Ética, para ofrecerlos a quienes quieran explorarlos en diálogo con él.
Propongo saludar, con admiración aristotélica, al trabajo y al libro que hemos comentado। Y que se lea. En la esperanza de su oportunidad, servicio y beneficio.

sábado, 11 de septiembre de 2010

UNA CONSIDERACIÓN CUANDO “MOROS Y CRISTIANOS” DESFILAN POR LAS CALLES DE MURCIA.


Es la feria de septiembre en Murcia, tiempo caluroso, alegre y placentero en el que destaca el festejo que gira en torno a la pérdida del dominio de Murcia por el rey moro murciano Ben Hud y la transferencia de la propiedad a la corona cristiana de Castilla. Se rememora de modo festivo. Grupos organizados en torno a nombres o situaciones históricas murcianas del medievo, colocan sus campamentos característicos en los jardines del Malecón y, por la noche, desfilan juntos por la calles de Murcia.

Hasta aquí, es otro más de los cortejos que se celebran en innumerables lugares del Mediterráneo español, fiesta muy arraigada y tradicional de ‘Moros y Cristianos’. Todo es simbólico, ya que la pertenencia real a los grupos no es religiosa: es, simplemente, voluntaria. Su adscripción tendrá otros matices de diversión, pero no de ideología ni de esencias religiosas. Por tanto, ya sea la cristianía o los “moros” y las “moras” integrantes, lo son de guardarropía. Porque se trata de que, en este tiempo del final del verano, la finalidad es la de pasarlo bien: por los integrantes de kábilas y mesnadas y por quienes les observan desfilar con sus lujosos y llamativos trajes al ritmo peculiar de bandas de música, (por cierto, las mejores, las que vienen de la vecina comunidad valenciana). Las batallas son joviales.

Me inclino por tomar esta fiesta como una observación para la convivencia. Ya que muchos ‘moros’, de los de verdad, -de origen y religión-, viven y trabajan en Murcia, y también presencian estas manifestaciones. Y podría comenzarse por preguntarles qué les parece y supone esta fiesta, si la perciben como está programada en sus objetivos de entretenimiento.

España y Murcia han sido, -y creo que lo siguen siendo-, crisol de culturas y modelos de respeto y tolerancia en lo que a convivencia religiosa y cultural se refiere. En esta línea debe continuarse, porque ninguna sociedad está definitivamente revestida y protegida frente a los prejuicios y los excesos. Y porque son un mosaico de etnias y religiones, hay que esforzarse permanentemente en la incorporación de todos a la ciudadanía con sus derechos y deberes, como base de la convivencia, y que los hechos religiosos diferenciales y diferenciados se respeten como opciones privadas, como un derecho humano más, incardinados en las normas constitucionales, y que las comunidades sean conscientes y consecuentes con sus deberes y responsabilidades.

Para ello, hay que extremar el cuidado de no mezclar interesadamente lo público con lo privado, evitar la desconfianza, saber en qué modelo social se vive y si se tiene que aceptar su norma. Por lo que la educación de la presente generación y las venideras es fundamental. Razones, que no irracionalidad sectaria, soslayando la violencia.

Porque, ahora, en el ámbito de Occidente, los recelos y algún rechazo hacia lo musulmán –y otras situaciones étnicas y laborales- van en aumento. En algunos municipios españoles han aparecido los primeros conflictos a propósito del atuendo de las mujeres musulmanas, emergiendo, a su vez, manifestaciones integristas de comunidades de inmigrantes magrebíes.

El fantasma de la discriminación, la exaltación de la diferencia y el temor al otro recorre Occidente. Y surgen preocupantes brotes como el del americano predicador Terry Jones, y su fanatismo excluyente contra el Corán. ¿Por qué la noticia ha trascendido el ámbito de la localidad donde predica el pastor religioso? Los medios de comunicación lo han recogido y difundido, aprovechando esta especie de espectáculo mediático, porque lo compra el alarmado ánimo que lo recibe: su eco dispara la alerta por violencia en todos los rincones del mundo.

Es una muestra más de que la convivencia interreligiosa en el mundo es frágil, porque con interesada habilidad, cualquier conflicto se tiñe de aspectos religiosos para el enfrentamiento y la exclusión del otro, fusionando responsabilidades criminales con creencias.

Quemar ejemplares del Corán, incendiar un libro sagrado no es un acto inocuo. Busca una confrontación violenta, porque generará respuestas vehementes en grupos de esos creyentes ofendidos, en una espiral de acción-respuesta-acción.

El conflicto aparece en el campo de las creencias, en la economía, en la cultura y en la simbología. La libertad es una gran conquista de Occidente a la que no se puede renunciar. Y veamos como nuestros actos libres hacen que la libertad se asuma de modo responsable aceptando las consecuencias.

Volvamos a la fiesta como ejemplo referencial para que se vea como convivencia, cuando se asume la historia. Y que la cíclica alternancia de “ocupación” y “liberación” que recoge la fiesta sea como un espejo dinámico para la convivencia cotidiana.

jueves, 2 de septiembre de 2010

NADIE SE EXTRAÑA DE QUE NO VAYA A TRABAJAR


Permitidme que hable de mí. Es una licencia que me tomo. Porque hoy no me he incorporado al trabajo. Ya lo sabíais: me acogí a la jubilación anticipada.
Desde hace más de un mes, consideré que este día, para mí, tenía un significado y sentido singulares: nadie me iba a reclamar en ningún punto de trabajo, pues ya no tengo que asistir. (Da algo así como vértigo: es irreversible, no se puede ir hacia atrás; si alguien se decide por la jubilación, ahora no se puede arrepentir y retornar a la tarea).
Entonces, si esto es así… vayamos a vivirlo, del mejor y más creativo modo. Pues es lo que toca, empezando por intentarlo. Hay que estrenar el nuevo tiempo.

Desde el comienzo de verano, decidí no abordar las elucubraciones sobre qué futuro organizarme en esta etapa tan singular. Y consideré que había que transitar las últimas vacaciones que iba a disfrutar como tales. (Por aquello de que, a partir de ahora, parece –según la vox populi- que todo son “vacaciones”…).

Lo primero que he hecho en este día ha sido ir al gimnasio: así lo que he querido, comenzar con el ejercicio físico y algo de disciplina, que no sea lo de caer en la tentación de quedarse en la cama hasta no sé cuándo, suponiendo que no hay prisa,… La verdad es que me ha sentado bien el tiempo de ejercicios aeróbicos, más algún moderado ejercicio en la sala de musculación,… sin pasarse, que es el primer día. Y que hay que seguir.
Luego me he ido a desayunar con los compañeros de trabajo. No, no es por darles “envidia”,…; es por no perder el contacto. Y, a su vez, por si ha quedado algo por ahí en que se pueda echar una mano, sobre todo en cuestiones en que se pueda ayudar a quien ocupa el puesto. Una autoconfesión ‘altruista’ (digámoslo así); pero es que uno habrá dejado de trabajar, pero no ha renunciado a los/las compañeros/as.
Pasado el mediodía, alguien me ha llamado al móvil para requerirme por si podía acompañarle a su casa, que está de reformas, (creo que se puede decir que es una casa nueva) y así darle mi opinión y ayudarle en alguna gestión. Ya digo: por aquello de que “¡…como ya no tienes nada que hacer…!”. He ido, sí, porque la amistad también hay que cultivarla. Y, si se puede, no está mal eso de ver cómo se modifica una vivienda, acompañando en la impaciencia de los días que pasan y que se hacen muy largos para quien quisiera disponer de su hábitat soñado y pretendido.

Pero me parece que voy a tener que decirles, a quienes me tratan de cerca, que tengo muchas cosas que hacer.
Y que ahora, precisamente, es cuando voy a empezar a hacerlas. Como, por ejemplo, leer de día (y de noche, también, si se quiere). Me he acordado del “Retablillo de don Cristóbal”, de F. García Lorca, en un momento del principio, en que el personaje ‘Poeta-autor’ dice:
- “Quiero que haya un silencio tan profundo que oigamos el glú-glú de los manantiales. Y si un pájaro mueve un ala, que también lo oigamos, y si una hormiguita mueve la patita, que también la oigamos, y si un corazón late con fuerza, nos parezca una mano apartando juncos de la orilla”.
¿Veis? Es un catálogo alternativo de acciones, al fin y al cabo. Pues eso digo: que hay mucho por descubrir y recorrer.

He recibido en el correo una sugerencia para hacer en este periodo vital que ahora se inicio:
- “Seguro que tienes mucho por hacer, que ya has pensado en cómo organizarte para ir realizando lo que quisieras y te hayas propuesto. Si me permites, me gustaría hacerte una sugerencia: podrías ESCRIBIR”.
Sí, es una buena sugerencia, que agradezco a mi corresponsal, pero... Porque es difícil entregarse al oficio de escribir. Por las razones de que lo primero de todo es tener talento y una forma de expresión definida y característica, con la sensibilidad de lo que interesa (temas y formas) a quien escribe y a la determinación de quiénes pueden ser sus destinatarios/lectores. Complejo todo esto ¿verdad? Y es porque, más que probablemente, uno no dispone de originalidad ni del mínimo dominio de estructuras literarias y de esenciales cualidades, (no digamos ya de ‘fórmulas’). El quehacer de escritor necesita mucha forja. (Se puede decantar por ser sincero y transparente, que es una actitud fuera ya de moda y, entonces, inclinarse en favor de la hipocresía y lo políticamente correcto en una sociedad en la que casi nadie dice lo que piensa, para no quedar mal o conservar su puesto de trabajo, a la vez que casi nadie quiere escuchar verdades). La escritura exige saber caminar. Y no sólo por sus estructuras narrativas, además de valorar los temas abordados y las reflexiones con las que atraer, agradar e, incluso, sorprender al lector.

Todo necesita un aprendizaje. Este momento que ahora se inicia, también. A estas edades, cada cual procura –creo- ir inventándose su vida, su rostro, su oficio. Y se sabe que, para conseguirlo, hace falta encontrar una ocupación, porque uno no quiere ser bohemio, nada de vivir a salto de mata. Explorar las superficies y algunas profundidades. Conocer los afectos, descubrir los límites.
¿Qué se quiere, en realidad? ¿Qué se está buscando? Seguro que tener un cuerpo en ciertas condiciones favorables para que la vida de la mente se desarrolle. ¿Se espera alguna recompensa? ¿Se disipará nuestra soledad, o la vida de la mente es en sí misma una recompensa? (La vida humana está hecha de preguntas y la búsqueda de respuestas). Desde luego, hay que ir más allá, y con consistencia, de las pequeñas observaciones, anécdotas, o vagos deseos que se proyectan al futuro.
Y hay también otras posibilidades y dimensiones: mis nietas, (que tengo dos).
Y los viajes posibles.
Ya estamos,…
Todo esto para decir que ya no sirve de nada improvisar ni entregarse de modo más o menos difuso; hay que pensarlo y hacerlo.
Y en ello estoy.
Os seguiré diciendo cómo me va y qué hago. Porque no me deis “de baja”।Mientras tanto, procurad pasarlo bien.