miércoles, 1 de abril de 2015

Del Amor fraterno. Aunque sólo sea un día

RECUERDO PERSONAL Y RENOVADO PROPÓSITO:

SIEMPRE EN ‘JUEVES SANTO’.


(Hay días señalados social y comercialmente como ‘días del padre’. Para mí, personalmente, este día, momento singular que lo llevo fijo, aún en el variable calendario anual,: es el día que asigno a MI Padre”. Lo tengo muy presente, por ser quien tanto interés, esfuerzo y vida situó en que los hermanos están para quererse. Y, en su ausencia, quedó la carencia, el hueco instalado en su corazón).

En su memoria,

un día más del amor entre hermanos.

Más que una celebración, lo de “Día del Amor Fraterno”, es una vivencia latente, aprendida de mi padre, y que mantengo grabada desde la infancia.

Sé que es muy difícil de explicar, de transmitir, con ánimo de perpetuar. No obstante, lo intento aquí con palabras, en la búsqueda de esa esencia difícil: es más un símbolo que una realidad. No busco que resulte una elegía –cuando es un canto a la fraternidad lo que reivindico-.
A mi padre el Hado de la terminación no le concedió tiempo para concluir su poema inacabado.

Ya sé que no es necesario contar las experiencias vitales, ni esperar circunstancias especiales que marcan una particular posición de vida y, también, es mi opción para escribir. Una razón esencial de que, posiblemente, el mundo está mal hecho. Para comprobarlo, es suficiente con mirar la realidad cercana y aún la más lejana.

De vivir, mi padre tendría 100 años. Y si así fuera, y su mente estuviera ‘despierta’, me lo señalaría con emoción contenida, pero con resolución: hoy es el día de los hermanos, de quienes se quiera así, de quienes consideremos hermano o hermana, más allá y dejando aparte de lo de la “sangre”: fraternidad próxima, concreta, no universalizada (mi padre no se refería a niveles generalizados, como el lema de la Revolución Francesa, sino próximos, sin tono apocalíptico). Era su manera sencilla, en una parca conversación.


Algo sustancial se ha roto, o se ha perdido, si no se entiende que es y la práctica del amor fraterno. ¿Cómo se hace la soldadura? Alcanzar la amalgama entre el tema y el estilo no es nada fácil, es lo complejo del ser humano, en esa sensación de vértigo frente a los recuerdos: el temor de andar por límites entre la evocación, el sueño y la realidad. La memoria también es creadora.

Ser/estar “dispuesto” con el hermano más precisado. Y si no nos necesita, aún así, hacernos presentes; aunque cueste. Si bien ya sólo sean brillo en un espejo roto, las palabras de mi padre, las acostumbradas y renovadas en este día, viven en la memoria, también en la práctica que hoy reivindico. Se sobrevive a esa adversidad, hay que reinventar, renacer, aunque sea a través de las palabras.

Hay textos que parten de versos de poetas, en diálogo con ellos. Hoy, en esta continuidad de la costumbre, casi tradición personal, al tiempo que es una prolongación informativa, aumentar la sugerencia del amor fraterno, intento un final esperanzado de sabor poético.




FRATERNIDAD

No se afianza el olvido,
sólo es un suspiro
por quienes ya
no están en casa.

La puerta se abre
Y es la hora de la luz.
Hay que vivir
en los ojos
en la mirada del silencio,
en el espejo de la existencia.

Alguien se alza
saluda al sol,
y va más allá del lugar
que habita el dios de la sangre.
Quiere inundar el deseo
y quebrar sus máscaras.

No habiten lentas erosiones
en un desierto circular de querella.
El tiempo no se mide
y estallan los instantes:
Comer el pan, compartido;
beber agua y que no sea negada.

Los días tienen la marca del amor
hasta en las palabras.
Si alguien tropieza,
acudir para que se levante.
La llamada
no es oscura,
en la calle o en la casa.
En el estrépito de un instante,
brota una espiga de los labios
y habita en los nombres.
Y quien se dé la vuelta,
sonría

y diga al verte: Eres tú.

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Nota.- Aprovechando la exposición de este pintor en el museo del Prado, tomo prestados tres cuadro-imágenes que creo también aluden a que en la hora suprema, estén los hermanos, a quien se considera "hermano": (“Calvario”, “Altar de los siete sacramentos” y “Descendimiento”, de Rogier van der Weyden, genio de la pintura flamenca.

2 comentarios:

  1. Detenerse y traer aquí el "Amor fraterno", tan necesario, y hacerlo de modo tan bello. Gracias, Juan.- [enviado por Jm2m].-

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