domingo, 1 de marzo de 2015

“LA ORACIÓN del HUERTO” de El Greco, en Andújar.



 Declina la tarde del sábado. Lo he intentado varias veces, con la complicidad y guía de mi hijo, que conoce la ciudad. 
Por fin está abierta la puerta del templo. Escribo de una andanza en la que el paseo no es el objetivo, aunque Andújar es interesante como ciudad andaluza cargada de historia y motivos. 
Mis pasos se encaminan a encontrarme con un artístico cuadro muy representativo.
Aunque no es la primera vez que estoy en esta ciudad, hay que llevar cuidado no sea el caso de que un cambio de calle desvíe del objetivo pretendido. Y convengo en que sólo hay que mantener la vista y la referencia en la torre de la iglesia de santa María la Mayor, con su color singular y destacado.

Cargado de objetiva intencionalidad, mi disposición y voluntad es la de encontrarme una vez más, frente a frente, con la obra de El Greco, La Oración del Huerto, que se conserva y expone en esta iglesia.

La puerta abierta, abierta, llama e invita a que nada más entrar, en el segundo oratorio-altar de la izquierda, hoy ya definitivamente conocida como capilla de El Greco, se contemple y admire la obra de Doménico Theotokópoulos.


El cuadro parece que se compuso en los últimos años de la vida del artista, entre 1605 y 1610.

Este tema del retiro nocturno de Jesucristo para orar, tras la última cena, es uno de los repetidos de este pintor, que realizó bastantes versiones, probablemente trece.
Y ¿en qué reside la singularidad del cuadro localizado en Andújar?

La respuesta es que este es el único lienzo de esta serie realizado en formato vertical. Esta conformación posibilitó al pintor incorporar novedades, y vertebrar la distribución de la escena en dos partes. En la superior, se ubican Cristo y un ángel.
Se muestran en la parte inferior a los apóstoles (Pedro, Juan y Santiago el mayor) que duermen y desatienden, aunque El Greco los sitúa como un intuitivo cimiento de lo medular, que ocurre arriba.
En la derecha asoman, aun lejanos pero con fuerza y decisión, Judas y los enviados para apresar a Jesucristo.
La escena transcurre de noche, y se ilumina con un haz de luz desde lo alto y por la izquierda, orientado a los actores esenciales y al momento de aceptación del encargo que trae el ángel, recibido por la actitud respetuosa y humilde, con la simbólica aceptación del cáliz que le ofrece el ángel. Jesús muestra su sufrimiento ante la Pasión que se advierte con la llegada del grupo que se acerca audaz y resuelto.

Y como corresponde a las figuras de El Greco, serenidad en los rostros, formas retorcidas, luz señalada,… Pero no hay dolor.

Una vez más, he cumplido con el rito de visitar esta obra, aunque haya sido deprisa.
A la posible pregunta de que, si hay oportunidad y tiempo, ¿merece ser visto este cuadro de  La Oración del Huerto, de El Greco?
Vengo en responder: “”.

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