El MUBAM materializa un modelo excepcional en su itinerario de exposiciones.
Un encuentro innovador
en conciliación inteligente es la exposición singular de Arte, Gastronomía,
Fotografía y Poesía, enlazados en vínculo bullicioso y llamativo. -No lo considero
fusión, pues se mantiene clara y distinta cada identidad-.
El Museo de Bellas
Artes de Murcia muestra y exhibe:
'GastroArte. El
Mubam se come'.
Superada la fase de
proyecto, es una realidad visible y de complacencia para los sentidos. Una obra
de arte –hasta diez platos fundamentados en libre inspiración- estimula y logra
un diálogo vivificante con otras expresiones artísticas.
Un lienzo artístico
o una escultura suscita inspiración gastronómica, en la que el cocinero Pablo
González crea un plato, que es retratado por el fotógrafo Joaquín Zamora y
poéticamente descrito por el escritor Santiago Delgado. Y se les pone a
conversar. La composición resultante no es lineal sino de intercambio,
participativa. Los elementos se conjuntan, desde sus diferentes estadios convergen
y sus planos se reúnen y forman una nueva obra de arte.
Esta exposición se
completa con un vídeo en el que se muestra el proceso de creación de cada uno
de los platos y su enfoque fotográfico, en el que se escuchan poemas.
El chef, con una
estrella Michelin, González-Conejero ha vivido el esfuerzo artístico y material
para plasmar creativamente sentimientos y sensaciones ante una obra de arte,
que anima los sentidos.
La muestra derrama humanismo artístico: humana
es la imagen resultante del manjar gastronómico hecho arte. El foco principal
ilumina una nueva trayectoria convergente entre lo tradicional y lo moderno. Y transforma no sólo
los elementos puestos en diálogo, sino la propia naturaleza del museo, que ha
facilitado el hecho de trabajar en varias líneas artísticas y su resultado.
Cuando la cocina es el museo, el plato resultante
es arte para estimular. El tenedor para
comer es un tridente (plato, fotografía, poema) de arte, como si de una
trinidad se tratara, donde al vértice originario, la obra de arte del museo, se
vincula con tres ángulos: la confluencia de comida creativa, imagen-fotografía
y palabra poética. Es la vida real, la historia que estamos viviendo. Color en
geometría asimétrica.
· Escuché varias veces la expresión “Arte
efímero”.
Creo que se referían a que la comida creada
sólo estuvo el día de la inauguración, y su memoria queda en la fotografía y el
vídeo. Y se puede recuperar asistiendo al restaurante, disfrutando de olores,
sabores y colores.
No comparto lo de efímero: la visión en
directo de los platos ha creado un nuevo ambiente, aunque ya no estén, siguen
iluminando a las 10 obras tratadas. Lo ocasional se hace permanente en su
influencia. Se ha modificado moldes clásicos y es una nueva creación: a las
artes clásicas (cuadro/escultura y Poesía) se suman e incluye la presencia
activa de Gastronomía y Fotografía como bellas artes.
· ¿Cómo definir esta modalidad de Arte?
Expertos y creativos hay que lo digan.
Aquí sólo intentamos describirla, hasta podemos
atrevernos a decir que es una nueva modalidad de bodegón tridimensional, en
relieve donde lo natural es la cocina creativa.
También supone un homenaje a la Semana
Santa murciana en sus colores: verde, blanco, rojo y como referente dominante
el morado.
· Los poemas de Santiago, para los que se
ha imbuido de los clásicos, como Góngora o San Juan de la Cruz, están
elaborados como los ingredientes de los platos inspirados.
Es poesía inspirada y descriptiva en un
doble plano: en el poema, los primeros 3-4 versos aluden a la obra de arte
pictórico-escultórica generatriz, y los restantes –entre 6 y 9- señalan al
plato creado, cocinado para la ocasión presente. Todo ello en lenguaje barroco,
culterano, complicado y atrayente.
El fotógrafo Joaquín Zamora también ha
hecho un trabajo complejo, con excelente resultado, de manifestación de la
imagen y su influencia en el argumento artístico. ¿Qué es la fotografía? Puede responderse
que es algo más que una reproducción de la realidad. Una fotografía de Joaquín
Zamora relata la realidad y la configura. Y contribuye con toda su importancia
a que la exposición siga su narración a través de objetos fotografiados.
· Hay que mencionar, destacadamente, el buen
catálogo de la exposición, con la lúcida y entusiasta presentación del afamado maestro
cocinero Juan Mari Arzak, que califica a este evento de “exposición singular,
atípica y atractiva”
La exposición es y va más allá del juego entre el arte y la realidad. No todo
el arte tiene que mostrar significado, y por eso no conviene entrar en una explicación
–que sería subjetiva- sobre las obras de arte aquí expuestas, su apariencia y si tienen significado. Los
rasgos característicos de las diez combinaciones de obras han quedado dichos.
Es una compleja
e inhabitual muestra artística, responde a la complicación del arte
contemporáneo, y es sencilla. También lo es en el sentido de la complejidad de la
combinación de lo tradicional con la significación de la expresividad de los métodos
modernos y distintos.
Las nuevas obras resultado asociaciones entre nociones
como tiempo, espacio y materiales que irrumpen y llaman al espectador a
recorrerlas, desde el desafío a los límites, con un lenguaje artístico que va
más allá de la pintura, de la comida de diseño, de la fotografía y del verso:
es un lenguaje de todo a la vez, desde las fuentes de inspiración recorriendo
placeres.
En esta
exposición hay que convivir un tiempo con pieza y cada composición, para
hacerlas nuestras. Todas estas obras tienen personalidad.
Hay que
visitarla, quizá más de una vez.
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