viernes, 13 de marzo de 2015

Lectura de "PALIMPSESTO AZUL", de Charo Guarino


La voz poética de Charo Guarino
en

PALIMPSESTO AZUL

O la paradoja de creer en el amor.


 I.- Introducción.-
   
Velada poética en el acreditado bar de acogida de creadores de poesía, de autores y de editores literarios, de amadores de la palabra bella, original y sorprendente, y de artistas diversos, en una reciente convocatoria de “Los Lunes Literarios”, significa que estuve en Zalacaín, donde se reúne y difunde la creación literaria en Murcia, donde fluye como aliciente el acuerdo por la calidad como hábito.

No trato aquí de urdir un relato de lo que ocurre en Zalacaín cada lunes por la noche, sino envolverme concretamente en la presentación y lectura del poemario Palimpsesto azul”, de Charo Guarino, que es fruto de la introspección atenta, continuada y laboriosa ante el desgarro abismal que se produce en la relación sentimental de pareja. Lo que hasta un día fue grandiosamente hermoso, ahora, -este libro es testimonio y depositario- se enfrentan mentalidades diferentes, donde el compromiso no está equilibrado y se vive de espaldas: uno abandona y otra asiste atónita ante lo inesperado, con dolor.

II.- Amar más allá del desenlace.


Mantiene su viveza el excelente prólogo de Santiago Delgado, quien pondera al libro de “poemario lírico de primera clase.
 
Leo los poemas de “Palimpsesto azul”, de Charo GuarinoRaspabook editor, en su segunda edición-. Y contemplo el itinerario de la lectura de cada poema, una y otra vez, mientras atravieso con los ojos y las manos el libro, al encuentro de la delicada armonía entre la palabra y el sentimiento.

Es un manifiesto de dolor, en la nostalgia y tras el desamor. Porque se congrega la experiencia bellísima, vivida en la pareja heterosexual considerada, ante el riesgo de convertirse en extravagante recuerdo. A ello se opone la fuerza de la palabra, que emana de la persona-mujer, aturdida a la vez que resuelta, quien considera un lujo el olvido, por lo que prefiere rendir homenaje, en su desdicha, a la realidad de haberlo vivido y a la miseria humana de pasiones arrebatadas.

La autora recorre y considera el latido del extraño y muy real estremecimiento al que llamamos amor. Su búsqueda la presenta sin concesiones, palabra desnuda que no rehúye el testimonio del dolor cuando el amor empieza a no serlo y cuando ya no lo es.


Desde diferentes perspectivas, Charo Guarino escucha la herencia poética clásica, mostrando referencias literarias y alusiones mitológicas. Lo que no le dificulta para acometer la expresión de la compleja sencillez de los hechos derramados en palabras que todos entendemos: lo que quiebra la concordia de los amantes, cuando ya sólo es posible el recuerdo tras la disección explicada de los hitos y momentos en los que el amor fue, pero se desgarra y deshilacha al roce con las zarzas del egoísmo, de la desafección sorprendente y de resistencia al olvido.

Palimpsesto azul” no es un dietario costumbrista del desamor frecuente; es una fijación de lo que existió en palabras de acero, ante el desequilibrio ardoroso entre lo que se vivió y que ya no es, sin renuncia de lo que fue. Hasta el punto de que, entre su lamento, no está la soledad:
“…Y ser consciente
 de que la soledad
halló un rival más fuerte
y sabe que ha de huir
despavorida,
sin trono ni destino
y a su suerte”.-         (‘Desiderata’, página 35)

 Para si hay que regresar a lo que se trata, -por si se produce dispersión en cuestiones colaterales-, organizo, en el siguiente esquema, los diferentes planos del libro:
· ‘autora
· que crea una ‘persona-mujer mediadora’, (aun en el dolor),
· desde el difícil ‘diálogo’ que se concreta
· en un palimpsesto que se opone al olvido: llena con vino nuevo el viejo odre.



Mundo y cultura clásicos

AUTORA

LÍRICA
Formación

Lecturas

Experiencia


PROTAGONISMO:
Dualidad necesaria
para el
diálogo/desencuentro





YO



Amor y desamor.

Poemas

Palimpsesto azul

La autora-poeta ha repasado, ha deliberado sobre el efecto de los rayos amorosos en las mentes y en los cuerpos, situándolos en el tiempo vivo, sin distancia. Y lo escribe sin concesiones, con sensible aspereza. Nos avisa y advierte de que conoce bien aquello de que habla.

Charo Guarino, con destreza y solvencia, ante la difícil fragmentación de los sentimientos que se degradan, afronta las desemejantes actitudes polarizadas en dos personas en sordo diálogo. El filtro es la facultad mediadora de la mujer que habla. Penetra así en la simultánea dualidad del distanciamiento, como una burla del destino, y el desafío exigente de no sucumbir en el olvido. Y en la ruina reconstruida, fija el enrevesado y doloroso tiempo histórico, que aún contiene la extraordinaria semblanza de su sentir estrujado. Expresado con verbal peculiaridad, vigor idiomático y aliento creativo. Y sin griterío en la decepción:

“La esencia pura
de la felicidad que ingenuas
soñamos apresar
volátil se esfumó…”

“Pero en el fondo del cofre
de tu alma tú sigues
cultivando, fiel, la imagen
de muchacha romántica y rebelde…”  (página 41)

III.- Las señales.

Charo Guarino, profesora universitaria, dispone de una profunda y copiosa cultura. Lo clásico lo aborda desde una posición de conocimiento y dominio: cuando nombra y hace referencia a momentos de los mitos y las deidades clásicas grecolatinas, que yacen y fundamentan su sensibilidad, entra en estas tesis y descripciones llenas de vida y dolor, sabe muy bien qué hace.

Sus referencias eruditas  no siempre son sencillas de interpretar para un amplio segmento de público lector, de modesta preparación académica y alta sensibilidad receptiva. Aún así es necesario que se muestre la herencia cultural, porque existe y porque hay que ofrecer enigmas y estímulos al lector, en estos vínculos con lo clásico. Y comprobar que vive en el presente, con una inducción a los nombres de dioses como símbolos; y sus situaciones como ejemplo permanente de las veleidades de los sentimientos humanos:

Con Morfeo, aún
lo llevo medio bien,
pero con Cronos
no consigo un acuerdo”.       (página 23)

………………..

“…juegas a que no quieres
pero quieres
que Cupido te clave
en las entrañas,
su flecha más aguda,
aunque te duela”.              (página 32)


 Charo Guarino incita al esclarecimiento inteligente y espiritual  con su uso de la figura literaria del oxímoron: dos conceptos de opuesto significado en una sola expresión; [tal como lo utiliza en su perfil de Facebook: «Festina lente»: ‘apresúrate lentamente’].

Expresiones de esta condición que encontramos a lo largo del libro. Como es el título del poema: “LA SALIDA ESTÁ DENTRO”,

“… a que regrese por mi paso
cuando por fin vea claro
que la salida no está fuera,
sino dentro, muy dentro…” (página 37)

O este otro:
“…Unicornio con alas,
Centauro sobre ruedas,
Te quieros imposibles,
Urdimbres de ceniza”.-     (página 43)

Y por otro lado, la sinceridad sobria y expresiva de la autora, lo que inclina a hacerse identificable en amplios segmentos humanos, que se reconocen próximos con la experiencia vital del desencuentro amoroso, con más razón aún si se es mujer. Es muy significativo el sugerido diálogo en el poema “REPROCHE”, (página 39):

‘Tienes las manos
frías’

‘y tú
el corazón
de piedra;
¿cómo puedes
pedirme que te olvide?’

‘¿cómo puedes tú
no darte cuenta?’

III.- Biografía y creación. La herencia poética.

Decía el escritor Eugenio D’Ors –por el que no siento simpatía temática ni afinidad especulativa, aunque sí respeto su formación intelectual como creador de la glosa-, que  “Todo lo que no es tradición es plagio”. Lo traigo aquí en referencia a la educación y sedimento de lo clásico en Charo, quien dispone y conjuga raíces y creatividad.

No hay que preguntarse por si la poesía de Charo Guarino es autobiográfica. Aunque contenga su alcance,  opino que lo relevante para abordar la lectura no puede residir en la tramoya de un murmullo enredador.
No hace al caso lo que pueda haber de autobiográfico, sino que la autora conoce el tema, y lo sitúa, en diálogo al “” y al “YO” (presencia preponderante del “”, desde la perspectiva que adopta la autora). El “” es el motor negativo que lleva al naufragio de la relación sacrificada; a la que la abatida subsistente no renuncia:

              “Palpo tu reciente ausencia,
aún tibia y palpitante,
y asalta mi mente
la imagen manida
del náufrago
aferrado a su tabla…” (página 44)



Habitan los personajes, la autora los sostiene en una lírica radiante que ennoblece la literatura poética y vibrante. El “YO”, profundamente herido, ante lo que estima como sinrazón, enciende continuamente la pregunta, como expresa en el poema RELATIVIDAD TEMPORAL




“Hace veinte años que te conozco
o te conocí hace veinte años
y en estos veinte años, me pregunto
si he llegado alguna vez a conocerte”.- (página 48)

y transita por los recuerdos, trocados agradables, mira al pasado sin ira, como en el acto físico del amor:

“No me abandones cuando,
satisfecho el deseo,
volvamos a ser dos almas
en dos cuerpos”.-            (página 45)

Es difícil la huida para quien cree en la esperanza, cuando late lo vivido y no hay nombres; es asumida en la ansiada presencia del otro. Huir es un símbolo estropeado que rechina en la libertad: el crepúsculo no avanza hacia la noche del olvido y se hace infinito.

La protagonista marca el sentido del itinerario, el sesgo de quien ama desde el epicentro:

“Quiero que sepas
que me ha gustado mucho
tu visita de hoy,
que para mí ha sido
ese toque maestro ideal
en la pócima
de los veintitrés mil besos
que preparé para ti”.
………………
“No he renunciado
a encontrarte, amor,
en una vuelta del camino,
a conjugarme en ti
y a ser contigo
lo que soy, lo que somos”. (página 30)

La intérprete se muestra entregada:

“Quisiera estar a tu vera
para poder traducirte
mis suspiros en poemas.
Encontrar la sintonía
entre mi respirar
y tus latidos”.-       (página 35)

Mediante esta plegaria, la autora se opone a que se promueva el regreso como si de regalo o concesión del “” se tratara, pues la mujer agente demanda veracidad, y ve a su amado alejarse como un caído árbol estéril.


En las páginas de Palimpsesto azulqueda claro el proyecto de la autora: expresar sus búsquedas vitales en los rescoldos del desamor. Y concluye en comunicar el desasosiego esperanzado en una tierra de sentimientos agrietada.
 
“Perdido el amor propio de tanto amar al otro, 
desnuda, vulnerable, como un recién nacido, 
tu objetivo es lograr concebir la esperanza 
que anestesie y mitigue el dolor insondable”.- (página 55)

La mujer, aún desgarrada, no desiste:

“…lo que existió una vez / existe siempre/ y siempre existirá”…

 IV.- El aura en la poesía.

No cabe duda de que la poesía de Charo Guarino es de una consistente originalidad.
El filósofo Walter Benjamin identificaba el aura con la singularidad, con la experiencia de lo irrepetible. Y que a las obras artísticas las menoscaba la reproducción técnica: una vez reproducida o multicopiada  se destruye la 'originalidad'. El aura conceptual de Benjamin se expande a toda obra de arte, también al poema reproducido en forma de libro: la autenticidad.
¿Por qué digo todo esto, que parece de otro tema?
Pues porque –opino- leer y decir los poemas desde el libro publicado, no es lo mismo que los poemas manuscritos, originales, con dibujos y fotos, que manejaba Charo (en un día anterior, acción que también hacía Søren Peñalver) en su exposición. Aún coincidiendo en las palabras, los originales desgranan latidos y desencadenan vibraciones que el libro no alcanza.

V.- Un juguete, como licencia: un solo poema, compuesto articulando los títulos de los poemas del libro.

En la Simbiosis son necesarios los Pactos.
El Mundo virtual ofrece una Pócima.
Y somos De carne y piedra.
Lo que puede hacer que exista
Amor sin fin.
La salida está dentro.
Y no escribiré Reproche.
Quédate conmigo.
Y pidámonos una
Cita en el parque.
La barca y el mar.
viven la
Ausencia a la luz de la luna.
Abandono.
Pensando en ti.
Con Recuerdos de la Alhambra.
La Soledad compañera.
Es Añoranza.
Y hay Pequeños placeres en
La espera.

**********************

VI.- Lectura poética. Una hermosa labor.

La poesía tiene su ritmo interno y sus cadencias, pero no da igual la forma en que se lea, aduciendo que su fuerza interna se impondrá a través de palabras clave, trascendiendo al lector.
Es cierto que hay que evitar la afectación, pero sin desatender a que la lectura poética es un acto sublime, en el que hasta el propio poeta se interpreta. ¿Qué no será en la concurrencia de otro participante? El poema es lo que el poeta ha querido, sí, pero también lo que el lector percibe y muestra, con los sonidos y ecos.

La permanencia de un uso o costumbre de presentar e introducir al autor/a que, indudablemente, tiene su singularidad distinguida, puede adormecer al auditorio. Por ello, de los tres modelos que señalo a continuación, al primero, por ser previsible lo que se va a decir, lo considero alejado de la vivacidad conveniente en los encuentros de motivo humano-poético. El tercero, de momento, tiene sus dificultades. Me decanto por el segundo.

· 1.- Técnica unidireccional expositiva.
Alguien, con ciertos y limitados conocimientos de autor y obra, le presenta sin profundidad ni riesgo de comentario, diciendo lo obvio, e incurre en una enfoque personalista. Y no es o no debería ser eso. Lo importante es la obra publicada y, también, la aportación de inéditos. Por lo que el trance de la opinión comprometida debiera mostrarse.
La percepción es la de que, entre ‘nervios’ y escueta preparación, se ofrece o da la sensación de que se improvisa en un acto importante en su esencia.

 · 2.- Entrevista orientada.
El objetivo es el de desplegar una entrevista que, con habilidad y sin restar protagonismo, oriente en aspectos de interés, oportunos, cercanos. Quien asume la presentación del/la invitado/a, debe de disponer de un tiempo suficiente de preparación




Posibilita y permite la participación de otras voces, como fue el caso del recitado de un poema de Charo, traducido al búlgaro, por parte de Nadezhda (Nadia) Kostadinova.

· 3.- Debate semiabierto, en el que la palabra de los asistentes irrumpe en la reunión, con sistema y brevedad. (Esta opción puede desfigurar el acto y su centralidad, por los diversos vectores que concurren).

  

VII.- ...Y decir como final.


La voz poética de Charo Guarino es clara y accesible, de acrisolada calidad,  sencilla en su formulación pero impresionante en su complejidad ante tantas confluencias. En apariencia, su creación poética vertida en palabras es fácil de comprender, pero sus referentes obligan a la navegación por el texto con el interés del navegante.
¿Qué decir de la voz cronista que habla en cada poema? Pues que no comunica pesimismo, aún en el dolor. Sí, esa voz, la del canto mismo a la herida que se ama, está en la misma frontera de lo que fue amor. Hay un claro mensaje por el que se identificarán mujeres y hombres, sobre todo, quienes hayan experimentado sentimientos desde la desolación.  
Si el título compendia su contenido, los materiales están presentes en la armonía destemplada que produce el fracaso, el lamento y la espera.

Hay gozo instalado en el pasado, ya que las certezas limitan con la evidencia del dolor, que permanece en los ojos del lector: sólo quedan los sedimentos de lo vivido.



Concluida la lectura, el libro de Charo Guarino no nos deja indiferentes. Y nos predispone a aguardar con expectación su próximo poemario. 

1 comentario:

  1. Gracias, Juan. Me siento muy honrada por tu detallada y favorable crítica. Con tu permiso la comparto 😚

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