La experiencia entre lo popular, la fe, la
coordinación y el espectáculo.
28 de febrero, es sábado, por la tarde.
Motivos de luto en proximidad familiar me llevaron a Andújar (Jaén).
Un día apretado, de viaje en la distancia, de
emotividad y de encuentros.
No desisto de la posibilidad, aunque sea
apresuradamente, de hacer camino hasta la iglesia de Santa María la Mayor, donde
se halla un bello tesoro pictórico de El Greco, referente singular e importante que habita en esta
ciudad del Guadalquivir.
Y me tropiezo con esta escena de costaleros
ejercitándose para los desfiles de Semana Santa, ensayando para
cuando llegue el día y la noche del desfile oficial. Podría ajustarse a
cualquier lugar de Andalucía, de intensa tradición costalera; pero es una calle
de Andújar la que sirve de marco para este ensayo.
Un equipo de música reproduce marchas
grabadas. Comparte espacio con vigas, que revelan el peso que los costaleros
habrán de soportar y superar cuando el sitial esté en la calle, ofrecido a las
miradas.
Caminan con pasos cortos, simultáneos y
coordinados. No es lo mismo estar en un lado que en el centro; como quienes
van al fondo. Como la sincronización cuando hay que alargar los pasos al son de la música. Todo ello
dirigido con decisión y acierto del capataz, manejado con equilibrio y con
indicaciones emotivas.
Haciendo camino.
Vocea el capataz:
-
Hoy tenemos buen trabajo.
Los
costaleros escuchan atentos y callan.
-
Tenemos que llegar al
cielo, -continúa en voz alta el auriga.
-
¡Antonio! -se dirige por
su nombre a uno de los costaleros de estrategia, en la contraguía-.
-
Dime, capataz, -le
responde-, ¿qué quieres de mí?
-
Que tenemos que
prepararnos. ¡Izquierda adelante y derecha atráh! Y paramos.
¡Antonio, Manuel,…!
respiramos.
Se
detienen. Descansan. El principal los mira y repasa, bordeando la grada,
comprobando el reparto del peso y la situación de cada cual.
De
pronto, tres golpes de llamador de aldaba: ¡¡toc, toc, toc!!
Y la voz enérgica
del dirigente:
-
Vamos a subir al cielo.
Así que tós por iguah, valienteh.
-
-
¡¡TOOOCK!!, resuena vigoroso el cerrojo.
Y
el trono se eleva con decisión y energía, como si los costaleros fueran uno solo.
Suena
la música.
Se muestra la emoción en sus rostros. El día de la verdadera
procesión estarán ocultados, a cubierto y no se les verá.
Pero
ahora, ensayan.
Y
caminan.
Aún resuena en el ámbito el
-
“Tos por iguah!”
De un costalero que sale en su foto, le d las gracias en nombre de todos mis compañeros, por su forma de sentir y contar lo que vio, un saludo
ResponderEliminarDe un costalero que sale en su foto, le d las gracias en nombre de todos mis compañeros, por su forma de sentir y contar lo que vio, un saludo
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